domingo, 23 de octubre de 2011



INTRODUCCION


En 1958 se decía que la Criminología era la ciencia que estudia los elementos reales del delito: el comportamiento del delincuente y los efectos de ese comportamiento en el mundo exterior.

En la actualidad, se dice que la Criminología es una ciencia empírica e interdisciplinaria, que se ocupa del estudio del crimen, de la personalidad del infractor, de la víctima y el control social del comportamiento delictivo.

Fenómenos como el alcoholismo, la prostitución, la asociabilidad, son susceptibles de estudiarse por la Criminología dado que son comportamientos que pueden desembocar en delitos.

El conocimiento criminológico ha de referirse a hechos observables que han de analizarse de forma sistemática y ordenada.


OBJETO


En sus inicios, la Criminología, como ciencia, que nace del positivismo, analiza al criminal, como producto biológico o social.

La Criminología contemporánea deja atrás el positivismo encauzándose en el sociologismo funcional, es decir, centrándose en la desviación social que supone el delito.

La Criminología más actual e integradora tiene por objeto tanto a la persona infractora como a la infracción en sí misma, y también a la víctima y el control del componente antisocial. La intención es esclarecer el fenómeno criminal.


MÉTODO


El estudio y la elaboración de cualquier disciplina, precisa de un método que lleve al investigador al logro de la verdad.

En lo que conocemos por ciencia moderna del Derecho Penal, encontramos constantemente enfrentados dos clases de métodos:

a) El lógico abstracto o deductivo; y

b) El inductivo o experimental.

En el método lógico abstracto o deductivo, se toma como punto de partida un principio general y de él saca las consecuencias lógicas pertinentes.

Por su modo de formular una proposición determinada, el método deductivo debe admitir necesariamente un “a priori”, es decir, un presupuesto del que hace derivar las proposiciones sucesivas.

En el método inductivo o experimental, se parte de la observación de los datos particulares y de ellos se remonta a una proposición general que comprende los supuestos observados y todos los demás que están en relación con aquellos.

El método inductivo parte de los datos objetivos que la experiencia ofrece, extrayendo conclusiones, por inducción, de la generalización de los hechos observados. Mediante este método solo es posible formular proposiciones a posteriori.

La Criminología, como ciencia empírica, (experimental) su método es el inductivo, pues se basa en la observación, en la experimentación y en la cuantificación, contrariamente a las ciencias apriorísticas, que utilizan el método deductivo (matemáticas).


CONCEPTOS Y ALCANCES DE LA CRIMINOLOGÍA

El estudio del delito, de su autor y de los medios de lucha contra ambos, no puede llevarse a cabo por una sola disciplina.

Designamos el conjunto de todas las disciplinas que se dedican al estudio del delito, autor y medios de lucha contra ambos con la denominación de Enciclopedia de las Ciencias Penales y que comprende, básicamente, a la Criminología, a la Penología y a la Política Criminal.

Una contemplación del panorama doctrinal de la Criminología permite distinguir:

1.- Un sector doctrinal que concibe la Criminología como una suerte de "constelación criminológica"  de la que formarían parte todas las Ciencias que se ocupan del crimen.

2.- La orientación norteamericana mantenida últimamente por criminólogos alemanes, que incluyen en la Criminología las materias que integran lo que llamamos Penología, esto es, ejecución de las penas y medidas de seguridad. Es la orientación predominante en la actualidad. 

3.- La Escuela Austriaca.- Fundada por Gross y continuada por Seeling y Belcavic, que ensancha aún más que la posición anterior el ámbito de la Criminología haciéndola abarcar también la Política Criminal y la Criminalística.

4.- Una Orientación Restringida que reduce el ámbito de la criminología a la investigación de los factores de la criminalidad. Hurwitz, Mezger, Exner y P. Peláez.

En todo caso, puede señalarse que:

La Criminología es una ciencia empírica e interdisciplinaria que se ocupa del crimen, del delincuente, de la víctima y del control social del comportamiento desviado.

La Criminología es una ciencia empírica pues se basa en la observación y, además, es una ciencia interdisciplinaria.

El objetivo de la Criminología es el delito, el delincuente, la víctima y el control social.

En una acepción restrictiva, la Criminología se limita a la investigación empírica del delito, la personalidad del autor y la ejecución de la pena.

En consecuencia, se produce una catalogación de los delincuentes y, la acepción restrictiva, no se centra en el estudio del control social.

Una acepción extensiva, en cambio, tiene en cuenta las transformaciones del concepto de delito, la criminalización y el control del comportamiento desviado.

La palabra Criminología se utiliza en 1879 por el antropólogo francés  Pablo Toppinard. A partir de 1885, hay otros vocablos: en 1792 se habla de psicología criminal, en 1882 se habló de sociología criminal y en 1883 de biología criminal.

La criminología nace de la antropología, pero también nace de la psicología, de la biología y de la sociología. A partir de aquí se crea un núcleo de términos sólidos, será la ciencia que aglutinará el conocimiento de todas estas ciencias.

La palabra Criminología deriva del latín criminis y del griego logos, que significa el tratado o estudio del crimen y el delito-delincuente.
                                                                               
Las definiciones, incumbencias, divisiones y alcances de esta ciencia, fueron variando de acuerdo a los distintos autores, criminólogos y lugar geográfico, según los diversos enfoques y encuadres teóricos, como acuerdo a la época en las que fueron expresadas.

Es una ciencia que tiene como objeto claro: el crimen, el delincuente, la víctima y el control social.



LA CRIMINOLOGÍA COMO CIENCIA EMPÍRICA E INTERDISCIPLINARIA


1.- La Criminología es una ciencia: porque, aporta una información válida, fiable y contrastada sobre el problema criminal, información obtenida gracias a su método empírico que descansa en el análisis y observación de la realidad.

En consecuencia, la cientificidad de la Criminología significa que esta disciplina, por el método que utiliza, está en condiciones de ofrecer una información viable y fiable sobre el complejo problema del crimen, insertando los numerosos datos obtenidos del examen de éste, en un marco teórico definido.

  
2.- La Criminología es una ciencia causal-explicativa, empírica e interdisciplinaria, cruzada por ciencias distintas y fundamentalmente por la Biología Criminal (Antropología y Psicología criminal), y la Sociología Criminal.

Esta ciencia utiliza un método empírico y los problemas que plantea la Criminología nunca deben ser investigados desde el punto de vista de una de las  ciencias que integra la Criminología, pues, en caso que así ocurriese, se arribaría a un resultado parcial.

La Criminología, entonces, es una ciencia del “ser”, empírica; el Derecho, en cambio, es una ciencia cultural del “deber ser”, normativa.

El que la Criminología pertenezca al ámbito de las ciencias empíricas significa, en primer lugar, que su objeto (delito, delincuente, víctima y control social) se inserta en el mundo de lo real, de lo verificable, de lo mensurable y no en el de los valores.

La naturaleza empírica de la Criminología implica, ante todo, que ésta descansa más en hechos que en opiniones, más en la observación que en discursos.

Por otra parte, cuando se dice que la Criminología es una ciencia interdisciplinaria, se quiere decir que está compuesta por varias disciplinas y su éxito pasa porque no haya una supremacía de una ciencia con otras.

Si preponderase una ciencia, estaríamos ante resultados parciales ya que sólo el problema se vería desde un enfoque.

El principio interdisciplinario, por tanto, es una exigencia estructural del saber científico, impuesto por la naturaleza totalizadora de éste, y no admite monopolios, prioridades ni exclusiones entre las partes o sectores de un tronco común.



HISTORIA DEL PENSAMIENTO CRIMINOLOGICO


I        ETAPA PRE CIENTÍFICA DE LA CRIMINOLOGÍA:


Se trata de examinar las tesis criminológicas mantenidas en la etapa previa al positivismo, esto es, hasta la consagración de la Criminología como disciplina científica, hecho que se produce a finales del siglo XIX.

Los aportes, en esta etapa, provienen de dos fuentes:

1ª. Las de carácter filosófico, ideológico o político; y

2ª. Las de naturaleza empírica (perteneciente, relativo o fundado en la experiencia) y el aporte desde otros campos empíricos, como la fisonomía, y otras orientaciones empíricas

1ª. Directrices de carácter filosófico, ideológico o político

A.- Tomás Moro es el representante fundamental de este pensamiento, desarrollando su labor a finales del siglo XV y principios del siglo XVI.

Tomás Moro, probablemente, fue el primero en resaltar la conexión del crimen con los factores socio económicos y con la estructura de la sociedad.

Para Moro, el crimen responde a una serie de factores, tales como, déficit cultural y educativo, guerras, el ambiente social o la ociosidad, etc., pero, entre todos ellos, destacan los factores socio-económicos.

Por ello, Moro sostenía que el Estado, al margen de la represión penal, debía neutralizar las verdaderas causas del crimen, como la miseria o la desigualdad.

Moro aportó a la Criminología la tesis de la conexión del crimen con la estructura de la sociedad: el crimen responde a una serie de factores y el factor que más destaca es el económico, destacando la pobreza. Moro, criticó abiertamente la dureza y la desproporción de los castigos, abogando por una labor preventiva por parte del Estado y pensaba que los poderes públicos tenían que establecer los medios necesarios para que el delincuente pudiese satisfacer, con su trabajo a la víctima a título de compensación.

B.- En segundo término, aparece la filosofía política de la Ilustración, analizando el problema criminal.

Las corrientes fundamentales de la Ilustración reaccionaron en contra de la sola idea de la prevención general o intimidación, que tomaba al delincuente como un ejemplo para los demás.

En efecto, la Teoría de la Prevención General, ve “el fin de la pena no en la retribución ni en actuar sobre el autor, sino en la influencia sobre la generalidad, a la cual se le debe enseñar a través de las amenazas penales y de la ejecución de las penas lo relativo a las prohibiciones legales.”

Se la denomina Teoría de la Prevención General porque no actúa en forma especial sobre el condenado, sino, en general, es decir, sobre la generalidad.


C.- Criminología Clásica

La Escuela Clásica o Criminología Clásica completa el cuadro de ideas sobre el problema criminal que tienen su origen las ciencias del espíritu.

Bajo la etiqueta de "clásicos" se han agrupado autores y tendencias divergentes en muchos puntos de vista, incluso contradictorias en algunos, pero que presentan una serie de concepciones comunes sobre postulados fundamentales, que es precisamente lo que permitió a los positivistas reunirlas con propósitos dialécticos.

Hay algo muy significativo en la escuela clásica, como es, la defensa de las garantías individuales y su reacción contra la arbitrariedad y los abusos de poder.

Francisco Carrara, es considerado el padre de la Escuela Clásica del Derecho Penal.

Carrara sostiene que el Derecho es connatural del hombre. La Ciencia del Derecho Criminal es un orden de razones emanadas de la ley moral, preexistente a las leyes humanas.

El delito es un ente jurídico que reconoce dos fuerzas esenciales: una voluntad inteligente y libre y un hecho exterior lesivo del Derecho y peligroso para el mismo.


Postulados de la Escuela Clásica

1º. Normalidad del delincuente: nada distingue al hombre delincuente de aquel no delincuente, pues todos los hombres son iguales.

2º. Irracionalidad del crimen: el crimen es un acto irracional e incomprensible ya que el hombre con su libertad y capacidad de decisión no ha sabido elegir el camino que más le convenía.

3º. Establecen una prioridad del hecho sobre el autor: el delincuente sólo aparecerá como el sujeto activo del delito y no se le prestará mayor atención.

4º.Explicación situacional del hecho delictivo: no existe una etiología del crimen, sino que, el crimen es consecuencia de un mal uso de la libertad y todos  los ciudadanos son criminales en potencia porque todos son libres. Son situaciones específicas las que pueden explicar, caso a caso, la opción del hombre a favor del crimen.

5º. La aportación penológica ha sido su mayor éxito. Fundamentan la legitimación y delimitación del castigo y sacan conclusiones sobre el cuando, el cómo y el porqué se castigan los delitos. La respuesta al comportamiento delictivo se efectúa con una pena justa, proporcionada y útil.

6º. Aportación en el ámbito de la política criminal, donde la escuela clásica sí legitima el uso sistemático del castigo como instrumento del control del crimen.


2ª. Las de naturaleza empírica (perteneciente, relativo o fundado en la experiencia) y el aporte desde otros campos empíricos, como la fisonomía. Orientaciones Empíricas


Aquí, se consigna a un conjunto de contribuciones heterogéneas que no son meramente filosóficas o políticas, sino que, cuentan con algún respaldo empírico.

Destacan los pioneros de la ciencia penitenciaria, basados en la observación directa y en el rico conocimiento de la realidad carcelaria; y la experiencia empírica y criminológica que los cultivadores de sus respectivas disciplinas acumulan en torno al delito y al delincuente, como la fisonomía.

En la ciencia penitenciaria, destaca Howard, que dio prioridad al método de trabajo del contacto directo con el hombre delincuente.

Destaca, también, Bentham, como pionero de la ciencia penitenciaria y como teórico de la concepción utilitaria de la pena.

Bentham, propone un nuevo diseño para la arquitectura carcelaria en aras del control y del tratamiento de los reclusos: el panóptico.

El nuevo establecimiento debe ser circular, con una torre de vigilancia en el medio, desde la que un guardián ejerciera el control total y permanente de los reclusos. Para su buen régimen y funcionamiento, deben seguirse tres criterios: (a) ausencia de sufrimiento corporal; (b) severidad, pues el recluso no puede encontrarse mejor que en libertad; y (c) economía, es decir, evitando gastos innecesarios.

En cuanto a la pena, Bentham formuló la teoría utilitaria del castigo: el delincuente debe comprobar como de su delito derivan consecuencias más negativas que positivas para el mismo.

En el campo de los aportes de otros campos empíricos, cabe señalar que antes de Lombroso ya se habían llevado a cabo las más diversas investigaciones sobre el delito y el hombre delincuente.

Así, existen campos del saber que, por su método y algunas hipótesis, deben ser considerados como antecedentes del positivismo criminológico.

Uno de ellos, es la Fisonomía, que versa sobre la apariencia externa del individuo y la interdependencia de lo somático y lo psíquico; el cuerpo y la personalidad; lo interno y lo externo.

Se trata de una vieja idea: alma y cuerpo se hallan en íntima relación, de modo que las deformidades somáticas se corresponden con vicios y defectos anímicos. Se asocia la belleza física con la bondad y la maldad, con la fealdad corporal.

El origen de la palabra “malhechor” puede significar no sólo a una persona que hace el mal, sino también, a persona mal hecha.

Algunos elaboraron toda una técnica de la observación, señalándose algunos caracteres como de índole criminal: anomalías en la cabeza, frente, orejas, nariz, dientes, etc.

La fisonomía permitió en el siglo XVIII decir: “cuando tengas dudas entre dos presuntos culpables, condena al más feo”; o decir a un juez napolitano, “Oídos los testigos de cargo y de descargo, y vista tu cara y tu cabeza, te condeno a...”


Escuela Cartográfica, Estadística Moral o Física Social

Los precursores de esta Escuela son Lambert Adolphe Jacques Quetelet y Andre Michael Guerry.

Para esta escuela, el delito es un fenómeno colectivo y hecho social, regido por leyes naturales, como cualquier otro suceso y requerido de un análisis cuantitativo. No es un acontecimiento individual.

El delito es una magnitud regular y constante. Tiene periodicidad producto de leyes sociales que el investigador debe descubrir y formular. No interesa averiguar las causas del delito, sino observar su frecuencia.

El delito es un fenómeno normal, inevitable, constante, regular y necesario. El único método adecuado para la investigación del crimen como fenómeno social y magnitud es el Método Estadístico.

Quetelet dice que los hechos humanos y sociales se rigen por las leyes que gobiernan los hechos naturales, por leyes físicas, y propugna una nueva disciplina; la mecánica social, y un nuevo método, el método estadístico, para analizar dichos hechos humanos.

Quetelet, aplicando la estadística a los fenómenos sociales en (1835) originó la Antropometría y se ocupó de obtener datos acerca del número de suicidios, delitos, etc.

Formula, también, las Leyes Térmicas, que son la interdependencia entre los factores térmicos y climáticos y las diversas clases de criminalidad y que son válidas solo para el hemisferio Norte:

1.- En verano hay más delitos contra las personas: ya que la gente en esta estación suele salir con más frecuencia, existe un relacionamiento con sus congéneres. En los países nórdicos el día dura casi 23 horas, las playas y las o piscinas están casi siempre llenas.

2.- En invierno hay más delitos contra la propiedad: esto se debe a que las noches son más largas, además existe gran excitación por Navidad, por las compras, etc.

3.- En primavera hay más delitos de tipo sexual: esta sería la época de apareamiento, quizá el influjo del tiempo eleve las pasiones.

En conclusión, la Escuela postula que:

a) El crimen es un fenómeno social de masas, no es individual.

b) El crimen es regular y constante.

c) La normalidad del delito, pues, el delito es normal en la sociedad y sólo se lo debe investigar cuando sobrepase los índices normales.

Esta Escuela ha sido criticada por su método ya que los datos estadísticos son solo presupuestos del crimen y no siempre reflejan la realidad.

Andre Michael Guerry, es otro precursor de esta Escuela y fue fundador de la escuela cartográfica franco-Belga e intentó establecer una geografía de la criminalidad. Realizó los primeros Mapas de la Criminalidad en Europa, concediendo importancia al factor térmico.


II.- ETAPA CIENTÍFICA DE LA CRIMINOLOGÍA

La Criminología ha sufrido, desde sus inicios, una serie de cambios vinculados a la concepción que se tenía en cada momento histórico sobre el delito y la conducta del delincuente.

Así, se vivió la etapa de la Criminología Clásica, la etapa del Revisionismo Neoclásico y la  etapa de la revolución positivista.

De la Escuela Clásica, ya mencionamos algunas características. En cuanto a la segunda, sustenta la revisión de algunas de las concepciones clásicas, como por ejemplo, la aplicación de medidas penales universales sin tomar en consideración las diferencias individuales entre los delincuentes y la incorporación al ámbito de la criminología de especialistas de otras disciplinas ajenas al derecho penal como el psiquiatra y posteriormente el trabajador social.

En cuanto a lo que concierne al paradigma positivista, el cual actualmente sigue teniendo amplia vigencia en algunos contextos, éste se fundamenta en la aplicación a los fenómenos sociales, en general, y al comportamiento humano, en particular, de los instrumentos y técnicas que se estipulan como fundamentales y eficaces para el estudio del mundo físico.

a) Escuela Positiva

La Escuela Positiva se presenta como la superación del liberalismo individualista, en demanda de una defensa de la sociedad.

La Escuela fundamenta el derecho a castigar en la necesidad de la conservación social y no en la mera utilidad, anteponiendo los derechos de los hombres honrados a los derechos de los delincuentes.

La Escuela Positiva nace en el siglo XIX.  Su creador fue Cesar Lombroso como una reacción contra la Escuela Clásica.

La Escuela positiva es un cuerpo orgánico de concepciones que estudian al delincuente, al delito y su sanción, primero en su génesis natural, y después en sus efectos jurídicos, para adaptar jurídicamente a las varias causas que lo producen los diversos remedios, que por consiguientes serán eficaces. (Ferri)

La escuela criminal positiva no consiste únicamente, en el estudio antropológico del criminal, pues constituye una renovación completa, un cambio radical de método científico en el estudio de la patología social criminal, y de los que hay de más eficaz entre los remedios sociales y jurídicos que nos ofrece.

La Escuela hizo de la ciencia de los delitos y de las penas una ciencia de observación positiva, que, fundándose en la antropología, la psicología y la estadística criminal, y así de como el derecho penal y los estudios penitenciarios, llega a ser la ciencia sintética que Ferri llamó sociología criminal.

Los postulados de esta Escuela son:

1º. Ius puniendi: el derecho a imponer sanciones pertenece al Estado a titulo de defensa social.

2º. El método es inductivo – experimental: la escuela Positiva se caracteriza por su método científico.

3º. El delito es un hecho de la naturaleza y debe estudiarse como un ente real, actual y existente.

4º. El delincuente es aquella persona que comete delitos por influencias del medio en que vive. La Escuela busca la readaptación del delincuente y, para estos, establece los sustitutivos penales.

5º. Determinismo. La voluntad del hombre no juega ningun papel en sus actos. El hombre no tiene libre albedrío. El ser humano esta determinado a cometer delitos.

6º. La responsabilidad penal. Sustituye la responsabilidad moral por la responsabilidad social, puesto que el hombre vive en sociedad y será responsablemente social mientras viva en sociedad.

7º. El concepto de Pena se sustituye por el de sanción: la sanción va de acuerdo a la peligrosidad del criminal. Las sanciones deben durar mientras dure la peligrosidad del delincuente y por eso son de duración indeterminada.

8º. Proporcionalidad de la pena. Busca la proporcionalidad de la pena, no se debe castigar conforme a lo que dicen los Códigos, sino que tiene que haber sustitutivos penales. Por ejemplo, un menor que comete asesinato no se lo puede sancionar con 30 años de reclusión, sino que, antes se debe estudiar sus antecedentes, las causas por las que cometió tal acto, las atenuantes, etc. y se debe buscar su readaptación.

Substitutivos penales. Más importante que las penas son los sustitutivos penales.

9º. Tipos de delincuentes.  Acepta "tipos" criminales.

10º. Legislación penal. La legislación penal debe estar basada en los estudios antropológicos y sociológicos.

11º. La ley penal. La ley penal no restablece el orden jurídico, sino que tiene por misión la de combatir la criminalidad considerada como fenómeno social.


III.- DIFERENCIAS CON LA ESCUELA CLASICA

La Escuela Positiva se presenta como critica y alternativa a la denominada Criminología Clásica, dando lugar a una polémica doctrinal sobre métodos y paradigmas de lo científico (el método abstracto y deductivo de los clásicos, basado en el silogismo, frente al método empírico inductivo de los positivistas basados en la observación de los hechos, de los datos)

Para la Escuela Positiva la pena debe ser útil. La Escuela Clásica no habla de utilidad.

La Escuela Positiva busca la readaptación del criminal.  La Escuela Clásica solo ve el delito y sanciona; no ve al delincuente.

La Escuela Positiva busca e investiga las causas del delito. La Escuela Clásica no busca las causas del delito, ya que el delincuente actúa en base a su libre albedrío.

La Escuela Positiva, algunas veces, no sanciona al delincuente, solo le aplica medidas de seguridad. La Escuela Clásica siempre sanciona al delincuente ya que no ve las causas que llevaron al delincuente a cometer actos delictivos.



IV.-  ESCUELAS INTERMEDIAS

La Escuela Ecléctica

Esta escuela tiene su fundamento teórico basado en el mismo que el de la Escuela Clásica, que es el contrato social. Esta escuela no es una escuela en sí, sino la reunión de varias escuelas reunidas en esta corriente.

La diferencia entre la Escuela Clásica y Positiva está en que éstas tenían una serie de normas con las que si no se estaba de acuerdo con una, se rompían todas las demás. Era un esquema casi perfecto.

El objetivo de la Escuela Ecléctica, era la de romper con esas reglas o esquemas monolíticos y crear algo diferente.

El presupuesto operante de esta Escuela, es la igualdad material y como en la Escuela clásica, radica su responsabilidad en lo individual, pero, le agrega el concepto de situación, referente al medio físico y social.

Escuela Social

Está apoyada por el filosofo Durkheim y esta escuela no tiene su fundamento en el contrato sino en la dialéctica.

Esta escuela tiene antecedentes en la cartográfica y en la de interpsicología. Las sociedades tienen los criminales que se merecen y el medio social es el caldo del cultivo de la criminalidad mientras que el microbio es el criminal.

Para la escuela social, el presupuesto operante es el de la desigualdad material y la división del trabajo.

Su sistema jurídico busca ante todo una justicia social y tiene un criterio político que busca la comprensión y mejoras sociales.

Esta escuela permite un fuerte avance de la criminología y favorece la maduración de la misma hacia una posterior integración, todavía inexistente, con el Derecho Penal.

El mérito principal de la escuela social radica en introducir el concepto de "función social del derecho", en el cual, la ley aparece como el mejor mecanismo para lograr una justa composición y un equitativo desarrollo de la sociedad.


Escuela Anómica

Su fundamento teórico esta basado en la anomia, que es una situación en la cual el desarrollo social desborda al control institucional.

El presupuesto está fundamentado en la desigualdad material y una mayor división del trabajo. Sigue la responsabilidad en el campo individual pero aparece la tendencia a socializarla.

La finalidad del sistema jurídico esta basado en el hallazgo del nivel natural en la meritocracia.  El enfoque es sociológico y se dirige a la contracultura, pero no a la cultura.  Solo el proletario aparece representado en las estadísticas de criminalidad.   Desde luego la escuela anómica no hace caso omiso de la motivación en el delincuente, pero, en verdad, tampoco hace de este aspecto su principal punto de meditación, puesto que la motivación importante no esta en el individuo sino en la sociedad.

El principal aporte fue víctima de las peores criticas y rechazos: interpretación de la delincuencia proletaria, estadísticamente muy representada en las cifras policiales de criminalidad.

Teorías Ambientales

Su presupuesto está basado en la desigualdad material y la muy grande división del trabajo. La responsabilidad deja de ser individual y se convierte en social y grupal.

El principal aporte de esta Escuela Ecológica, con sede en Chicago y producto de las inmigraciones incontroladas de europeos, es la interpretación de la delincuencia de la mafia.
  


EL DELITO Y EL PROBLEMA DE SU DEFINICION


I.                 NORMALIDAD DEL DELITO

En todas las sociedades conocidas existen y han existidos una serie de conductas que se han prohibido o bien han sido de obligado cumplimiento, bajo la amenaza de un mal. En efecto, no sólo existen en toda sociedad conductas que pueden considerarse delictivas, sino que incluso parece que no puede existir sociedad sin delito. Esto se conoce como el principio de normalidad del delito.  Se trata de una idea que se remonta a Durkheim, quien ya afirmó que el delito, lejos de ser un fenómeno patológico, es un fenómeno normal de una sociedad, y que incluso en una sociedad de santos habría delitos.

II.            EL PROBLEMA DE LA DEFINICION DEL DELITO

El problema de la definición del objeto de estudio de la Criminología es quizá el más importante y difícil de afrontar.

Ser reconoce desde hace tiempo que el primer paso del investigador de una ciencia “ha de dirigirse, pues, a la definición de las cosas que trata”; esto es importante en Criminología, puesto que la naturaleza, extensión y explicación del delito depende enormemente, de cómo se defina.

Así pues, ¿Qué es delito? y ¿Quién puede considerarse que es un criminal? Existen diversas contestaciones a estas preguntas, si bien puede distinguirse básicamente una orientación legal y otra natural.


      II.1. LA CONCEPCION LEGAL DEL DELITO:

La idea de que el objeto del estudio de la Criminología viene delimitado por el Código Penal y las leyes especiales, o sea la concepción legal del delito, se remonta a la Escuela Clásica, tiene una larga tradición. De acuerdo con el principio de legalidad, para que una conducta pueda considerarse delictiva ha de encontrarse descrita – tipificada- en las leyes penales. Todo lo que no se encuentra tipificado en dichas normas no puede ser considerado delictivo por muy injusto o dañino que pueda ser; a la vez, todas las conductas incluidas en dichos cuerpos legales se consideran delictivas. De acuerdo a esta postura, el objeto de estudio de la criminología es toda conducta intencionada que se encuentra tipificada en una ley penal.

El criterio legal ha sido objeto de serias críticas, las más importantes, tiene que ver con lo francamente insatisfactorio desde el punto de vista científico:

a.       No parece asumible que el objeto de estudio de una ciencia, venga impuesto desde afuera de la misma, es decir que se competencia externa de la delimitaciòn del mismo. Antes al contrario, lo lógico es que cada ciencia  defina ella misma qué va estudiar y cuál es su contenido y naturaleza.

b.      El legislador, que es quien legítimamente establece que conductas son delitos, no sigue un criterio satisfactorio desde el punto de vista de la explicación causal de los delitos, sino que predominan los históricos y los de oportunidad.

c.       Las leyes penales son irremediablemente vagas e imprecisas, hasta tal punto que los jueces y los juristas en general no siempre llegan a acuerdos generalizados sobre su interpretación.

d.      Las leyes penales son cambiantes, con relativa rapidez se tipifican nuevas conductas, mientras que delitos tradicionales se redefinen o bien dejan de ser castigados.

e.       Finalmente, los autores críticos que sostienen que las leyes en general y las penales en particular responden a los intereses de los grupos sociales dominantes y ello tanto en el momento de su tipificación como, sobre todo, en el más importante y decisivo de su interpretación y aplicación.


II.2. LA CONCEPCION NATURAL DEL DELITO:


Debido a dichas críticas, también tradicionalmente se ha definido la necesidad de que la Criminología definiera por sí misma su propio objeto de estudio: ¿qué es el delito y quien es el delincuente? Garofolo uno de los miembros de la escuela italiana, fue el primero en proponer un concepto natural de delito: “delito seria la infracción de ciertos sentimientos morales que sean fundamentales para una comunidad, independiente de que estén tipificados en las leyes penales o no”. Aunque esta definición es abandono por ambigua, lo decisivo de esta orientación es proponer un concepto válido desde un punto de vista científico – criminológico.

Otras propuesta es la  de Gottfredson y Hirschi; proponen la definición de delito como todo acto de fuerza física o engaño realizado buscando el beneficio propio. Esta propuesta es, sin duda, muy atendible: consigue apartarse de las definiciones de los Códigos Penales y de hecho incluye conductas que no se encuentran tipificadas en los mismos; es coherente con una concepción concreta de la acción humana, como es la racional; no se circunscribe a una cultura u ordenamiento jurídico concretos. Sin embargo, no es asumible por diversas razones:

a.       resulta excesivamente impreciso.
b.      Muchos delitos, como es el caso de los hurtos que cuantitativamente son importantísimos para la criminología, se encuentran fuera de la definición.
c.    El concepto implica que hechos que se realizan por razones distintas al propio interés no podrían considerarse como delitos; y que hay muchos supuestos delictivos en que esto no es aparente.


II.3. VIOLENCIA Y AGRESION COMO OBJETOS DE ESTUDIO DE LA CRIMINOLOGIA.


La ciencia positiva ha propuesto que debería fijarse en otros objetos de estudio. El planteamiento de Fishbein, para quien la investigación no debería centrarse en el delito per se ya que es una mera abstracción legal y no un comportamiento real, sino “componentes del comportamiento antisocial que son susceptibles de medición, estables y permanentes a lo largo de diversas culturas”, como sería el caso de la agresión.  Drapkin ha sugerido, por su parte, una criminología de la violencia. Sin embargo no esta expensa de las críticas porque existen hechos delictivos que no son agresivos ni violentos; la mayoría de los delitos no incluyen conductas agresiva alguna y/o violentas, pero además muchísimos comportamientos agresivos no son delictivos; así como muchos actos violentos no son constitutivos de delito. Algunas definiciones de violencia incluyen  compartimentos muy leves, como un bofetón o empujón del padre al hijo, y la inclusión del abuso psicológico.


II. 4. EL COMPORTAMIENTO DESVIADO:


Otras orientaciones mantienen que la criminología debe estudiar los comportamientos desviados en general. El delito, de hecho, es un en general un acto desviado. Esta es la posición que predomina en nuestro ámbito científico. Así para Restrepo Montalvo “el objeto de estudio de la Criminología es el fenómeno social de la desviación y la reacción del grupo social frente a ella”; Reyes Echandía afirma que “El concepto de criminalidad que hemos empleado comprende tanto la delincuencia legalmente tipificada (…) como la que, sin estarlo, se aparta de las normas sociales establecidas y genera rechazo colectivo o institucional; es lo que hoy suele denominarse desviación”.

A pesar que este punto de vista tiene especial fuerza en la doctrina criminológica, tiene detractores, que señala que el objeto de estudio de la criminología esta constituido por el delito, no por los comportamientos desviados.

III.           NECESIDAD DE UNA DEFINICION CRIMINOLGICA:

La Criminología se ocupa del delito, pero, el delito, interesa, también, a otras ciencias, disciplinas y ramas del saber: la Filosofía, la Sociología, el Derecho Penal, etc. , por lo que procede delimitar el concepto de delito que utiliza la Criminología, por dos razones: porque no existe un concepto único de delito y porque la autonomía científica de la Criminología debe permitir a ésta la determinación de su propio objeto, sin someterse a las definiciones de delito que procedan de otros ámbitos o instancias.

Existen, en efecto, numerosas nociones de “delito”. El Derecho Penal, por ejemplo, se sirve de un concepto formal y normativo, impuesto por exigencias ineludibles de legalidad y seguridad jurídica: delito es toda conducta prevista en la ley penal y solo aquella que la ley castiga.  (CONCEPCION LEGAL DEL DELITO).

La Filosofía y la Ética acuden a otras pautas e instancias más allá del Derecho Positivo: el orden moral, el natural, la razón, etc.

Pero ninguno de estos conceptos de delito puede ser asumido completamente por la Criminología.

El concepto penal constituye su obligado punto de partida pero nada más, porque el formalismo y el normativismo jurídico resultan incompatibles con las exigencias metodológicas de una disciplina empírica como la criminología.

La Criminología Clásica, dócil y sumisa a las definiciones jurídicas formales de delito, hizo del concepto de delito una cuestión metodológica prioritaria.
 
No así la moderna Criminología, consciente de la problematización de aquél, que se interesa sobre todo por temas de mayor trascendencia, por ejemplo, las funciones que desempeña el delito como indicador de la efectividad del control social, su volumen, estructura y movimiento, el reparto de la criminalidad entre los distintos estratos sociales, etc.
 
Hasta tal punto ha perdido interés el debate academicista sobre el concepto criminológico de delito que un sector doctrinal sugiere utilizar el que más corresponda a las características y necesidades de la concreta investigación criminológica.

Para la Criminología el delito se presenta, ante todo, como “problema social y comunitario”, caracterización que exige del investigador una determinada actitud para aproximarse al mismo.

El delito es un problema de la comunidad, nace en la comunidad y en ella debe encontrar fórmulas de solución positivas.

El crimen no es un tumor o una epidemia social, ni un cuerpo extraño ajeno a la comunidad, ni una anónima magnitud estadística referida al irreal delincuente medio, sino que, un doloroso problema humano y comunitario.

Esta explicación de lo que es el delito como objeto de estudio de la criminología, es sin duda un tópico en donde la doctrina se encuentra enfrentada, para la cátedra considera atendible, entenderlo como un comportamiento desviado, siguiendo a Reyes Echandia que comprenda conductas expresamente tipificadas en las leyes penales, como otros comportamientos desviados, de interés criminológico, como la drogadicción, la prostituciòn, la violencia intrafamiliar, y otros.

DELITO DE CUELLO BLANCO

Se entiende por delito de cuello blanco, a aquellos ilícitos penales cometidos por sujetos de elevada condición social, utilizando como herramientas sus conocimientos profesionales, o sus contactos en el mundo de los negocios, la política; ect. Este concepto fue ideado en el año 1939 por Edwin Sutherland.

Por otra parte los sujetos activos de estos delitos, suele ser personas de clase socioeconómica alta o media alta, con poder económico o influencias en los órganos encargados de la administración de justicia. Esto la torna menos vulnerable, ya sea porque escapan a la detención y a la condena.

Existen diversas teorías que tratan de explicar el comportamiento del delincuente de cuello blanco. Hemos tomado lo más relevante de ellas, intentando hacer una aproximación del sujeto activo que perpreta este tipo de ilícitos:

Materialismo: solo da valor a los bienes materiales, es un autentico maniaco, su   tensión patológica se libera con la ganancia, tiene una psicología similar a la del jugador compulsivo.

Egocentrismo: no alcanzan a lograr afectividad, esta soledad la compensan mostrándose generosos económicamente.

Narcisismo: son soberbios, inestables, y esto se traduce a su situación social, suelen ser muy audaces.

Peligrosidad: no valoran límites éticos.

Hipocresía: son fríos y se muestran generosos y complacientes.

Neuróticos: Falta de conciencia de culpabilidad, debido a que estos actos no provocan reacción social, ya que hay personas que no lo consideran delito.




LA MODERNA CRIMINOLOGIA CIENTIFICA: MODELOS TEORICOS EXPLICATIVOS DEL COMPORTAMIENTO CRIMINAL.


 MODELOS:

A)  MODELO CLASICO LIBEROARBITRISTA DE LA OPCION RACIONAL Y TEORIAS SITUACIONALES DE LA CRIMINALIDAD.
B)    MODELO CIENTIFICO- POSITIVISTA Y NEOPOSITIVISTA.
C) ENFOQUES DINAMICOS- TEORIA DE LA CURVA DE LA EDAD- CRIMINOLOGIA DEL DESARROLLO.


MODELO CLASICO LIBEROARBITRISTA DE LA OPCION RACIONAL Y TEORIAS SITUACIONALES DE LA CRIMINALIDAD.

El modelo que ahora se examina no es un modelo unitario, acoge aportaciones de muy distintas procedencia, acuñadas en marcos históricos diferentes. Nace sin duda del pensamiento de la Ilustración que profesaba imagen del hombre como ser racional y libre; y una concepción consensual del orden social. El dogma liberoarbitrista no pretendió ofrecer una teoría etiológica de la criminalidad de las causas de esta, sino el soporte de una respuesta legal racional y justa al delito. Posteriormente las orientaciones economicistas han convertido un principio abstracto racional utilitarista como fundamento al nuevo sistema de penas, en eje y modelo del actuar humano, al hacer de la ponderación de costes y beneficios, del balance de ganancias y perdidas, el criterio rector de cualquier decisión del individuo, criterio rector de cualquier decisión del individuo.

Los conceptos de coste (castigo, pérdidas, etc.) y beneficio (recompensa, placer, etc) asociados al comportamiento delictivo tienen diversas dimensiones y contenidos. El primero (coste) incluye no solo las sanciones formales, sino también las pérdidas materiales, la desaprobación de la conducta por terceras personas, el temor de la venganza de la víctima, el complejo de culpa, etc. En cuanto a los beneficios y recompensas, habría que ponderar también, la gratificación emocional, la aprobación de los padres y amigos, la satisfacción por el ajuste de cuentas con un enemigo, el realce del propio sentimiento de justicia.



I. SUBORIENTACIONES:


I.1. TEORIA DE OPCION RACIONAL, MODELO DE ORIENTACION ECONOMICISTA:

La concepción del delincuente como individuo racional y libre que opta por el crimen en virtud de una decisión guiado por criterios subjetivos de utilidad tiene larga tradición en criminología. No obstante el análisis económico del delito trasciende la mera reformulación del pensamiento racionalista y utilitario del mundo clásico e ilustrado, tanto desde un punto de vista metodológico e instrumental como ideológico.

Metodológicamente, la arrolladora influencia de la Economía en las ciencias sociales y humanas ha generalizado el empleo de técnicas de investigación cuantitativas al análisis del problema del crimen. Según BECKER la criminología podría limitarse  a hacer extensivo el fenómeno criminal dicho análisis (economic choice) prescindiendo sin más, de las teorías convencionales de la anomia, la frustración la herencia, etc.

El análisis económico del delito ha contribuido sin duda,  a consolidar una imagen de normalidad del infractor (y del propio hecho criminal); a racionalizar la respuesta legal del mismo, optiminzando siempre el empleo de los siempre escasos recursos  del sistema; y sobre todo a diseñar eficaces políticas criminales de prevención y control, ponderando siempre criterios de costes y beneficios.

Que, la decisión racional de costes y beneficios exprese la estructura motivacional del infractor y la de cualquier ciudadano en los más diversos ámbitos de la vida humana no excluye la posibilidad de valorizaciones subjetivas discrepantes de aquellos elementos porque los procesos decisorios siguen  el mencionado esquema pero intervienen una infinidad de variables, incluidas las personales.

Propugna una imagen racional a ultranza del comportamiento humano, válida, tal vez, en un sector de la criminalidad económico-patrimonial y en la delincuencia organizada, pero no susceptible de generalización al resto de los hechos punibles.


I.2.            TEORIA DE ACTIVIDADES RUTINARIAS.

La teoría de las actividades rutinarias vincula la racionalidad de la opción delictiva al factor oportunidad, al contexto situacional del autor. Es, pues, una teoría situacional más, que acentúa la relevancia de los factores temporales y espaciales, de una parte, y el fracaso del control social formal e informal,  de otra, cuando explica la génesis del delito.

La teoría de las actividades rutinarias o teoría de la oportunidad, a diferencia de las teorías convencionales criminológicas, estima que no basta con la existencia de un delincuente predispuesto (motivado) al delito para que este llegue a cometerse si no concurre la oportunidad propicia o situación idónea para que aquel pase a la acción. Acentúan, por tanto, la relevancia del factor oportunidad, tradicionalmente menospreciado o preterido, reprochando al pensamiento tradicional que operase con la existencia ficticia de oportunidades ilimitadas y ubicuas y olvidase que, en principio, cualquiera puede delinquir.

La teoría de la oportunidad no se remonta al pasado remoto para diagnosticar, las causas del crimen. Se limita a contemplar el contexto situacional presente de éste, sus variables temporales y espaciales inmediatas

Para COHEN y FELSON la efectiva comisión de un delito requiere el concurso temporo-espacial de tres factores: 1) un delincuente motivado y con las habilidades necesarias; 2) un objeto apropiado (persona, cosa, etc.), esto es, valioso y accesible al infractor; y 3) la ausencia de guardines (policía, vigilantes, medidas de autotutela, etc) que la protejan y eviten el delito.

A juicio de los autores, la sociedad postindustrial ofrece más o mejores oportunidades de delinquir porque la organización temporo-espacial de sus actividades cotidianas lícitas y estilo de vida de sus ciudadanos incrementa el número de objetivos apropiados para el infractor motivado, mejora los medios y recursos técnicos de este último, y reduce significativamente el rendimiento y efectividad del control social informal.

I.3.TEORIAS DE MEDIO O ENTORNO FISICO.


Comparten, también el modelo o paradigma del crimen de opción racional y libre de un conjunto de teorías y análisis heterogéneo que subraya la relevancia decisiva del espacio físico, medio o entorno en la génesis del comportamiento delictivo. La racionalidad de este último se vincula entonces a las ventajas y felicidades que ciertos espacios deparan al delincuente, a la vis atractiva de los mismos, que explicaría por qué el delito se concentra selectivamente en dichos lugares

Una orientación muy representativa de las tesis espaciales es la del análisis ecológico del “defendible space”, propugnado por NEWMAN que se orienta a la prevención del delito a través del diseño arquitectónico y urbanístico, y ambiental.

El objetivo último de NEWMAN como el de todas las tesis situacionales, apunta más a metas previcionistas que a la elaboración de modelos etiológicos explicativos del crimen. Le interesa más la prevención del delito que la explicación del origen o génesis de éste.

Por ello NEWMAN propone una arquitectura urbana que genere en sus destinatarios un sentido de territorialidad respecto del entorno vecinal y de autodefensa de los lugares y situaciones más proclives al delito (“defensible space”); y que dificulte al máximo la ejecución de designios criminales,. Mediante la creación de barreras y obstáculos que incrementen el riesgo para el infractor potencial. El sentimiento de vecindad o de comunidad, evitaría el anonimato y la despersonalización, corresponsabilizando a los habitantes de los lugares más peligrosos de cuanto pueda suceder en los mismos, las barreras simbólicas o reales  al definir y delimitar  los espacios (como públicos y privados) generarían un positivo sentido de territorialidad, de autoprotección, incrementando las relaciones interpersonales y el rendimiento de control social formal.


MODELO CIENTIFICO –POSITIVISTA Y NEOPOSITIVISTA


Con la lucha de Escuelas se perfilaron en el panorama criminológico tres orientaciones relativamente definidas: las biológicas, las psicológicas y las sociológicas.

 Las orientaciones biológicas: Miran de nuevo hacia el hombre delincuente, tratando de localizar e identificar en alguna parte de su cuerpo, en el funcionamiento de éste, el factor diferencial que explica la conducta delictiva. Esta se supone consecuencia de  alguna  patología,  disfunción  o  trastorno  orgánico.  Las  hipótesis  son  tan  variadas como  disciplinas  y  especialidades  existen  en  el  ámbito  de  las  ciencias:


Las orientaciones psicológicas buscan la explicación del comportamiento delictivo en el mundo anímico del hombre, en procesos psíquicos anormales (psicopatología) o en vivencias subconscientes que sólo pueden ser captadas a través de la introspección (psicoanálisis).

Las orientaciones sociológicas contemplan el hecho delictivo como “fenómeno social”, aplicando al análisis del mismo, diversos marcos teóricos: ecológico, interaccionista, estructural-funcionalista, etc.
  

I.             MODELOS O ORIENTACIONES BIOLOGICISTAS:


I.1. ANTROPOMETRIA:

Los  principales  progresos  en  el  campo  de  la  Antropometría  se  debieron  a  A. Bertillon (1857-1914), quien ideó un complejo sistema de medidas colaterales –once-, que  unidas  a  la  fotografía  de  los  delincuentes  pretendía  servir  como  instrumento  de identificación de éstos.

Según  su  creador,  midiendo  la  estatura,  la  longitud  de  la  cabeza,  la  del  dedo medio,  la  máxima  de  los  brazos,  etc.,  pudieron  ser  identificados  muchos  delincuentes que, en otro caso, hubieran escapado a la justicia. Ciertamente, el Bertillonage despertó numerosas críticas y rechazos, pero acabó siendo adoptado por la policía y los presidios de todo el mundo.

Solo  puede  ser  entendido  como  un  método  de  identificación  del delincuente,  unido  a  otras  técnicas  más  modernas,  y  siempre  en  el  marco  de  la Criminalística.  Pero  que,  en  modo  alguno,  aporta  una  teoría  explicativa  del  hecho criminal (Criminología).

  
I.2. ANTROPOLOGIA:

Las investigaciones realizadas en este ámbito son particularmente tributarias de la herencia Lombrosiana.

Hipótesis fundamental de la antropología Criminal es la existencia de un tipo humano inferior, degenerado, hipoevolutivo (el tipo criminal), dotado de características singulares, distintas de los demás individuos no delincuentes, y con   una   poderosa   carga   hereditaria.

Destacan el Médico de prisiones inglés GORING y el Antropólogo de Harvard HOOTON.

A)    GORING: (1870 1919) 

Propugnando la tesis de la inferioridad, de base hereditaria, del  delincuente,  negó  la  existencia  de  un  tipo  físico  de  criminal (Critica a Lombroso). Se mostró partidario del método estadístico.

No encontró  estigmas  degenerativos  ni  diferencias sensibles entre el grupo criminal y el no criminal.

En cambio señalo, que si había base empírica  para  mantener  la  inferioridad  del  criminal  y  el  carácter  hereditario  de  ésta. Dicha inferioridad y el déficit psíquico de inteligencia, en que se  concretaba  no  debía  de  interpretarse  en  sentido  patológico,  como  expresión  de anormalidad en el delincuente.

B) HOOTON:


Público en 1939 su obra “The american criminal. An  Anthropological  Study”,  en  la  que  rebate  las  tesis  de  Goring.

El criminal es un ser orgánicamente inferior, y el delito producto o resultante del impacto del medio en un organismo humano de rango inferior; de modo que sólo puede ser  suprimido  (el  crimen)  extirpando  el  sustrato  físico,  psíquico  o  moral  de  dicha interioridad,  o  mediante  su  total  segregación  en  un  medio  socialmente  aséptico.

A su juicio, existen diferencias significativas entre delincuentes y no delincuentes y, a su vez, entre  los  distintos  subgrupos  criminales.  La  inferioridad  física  sería  relevante,  sobre todo,  por  aparecer  asociada  a  la  inferioridad  mental,  siendo  causa  de  aquélla  la herencia, y no factores circunstanciales o situacionales.

Los  delincuentes,  según  la  investigación  de  Hootón,  serían  inferiores  a  los  no delincuentes  en  casi  todas  las  medidas  corporales.  Y  algunos  rasgos  físicos  reflejarían fielmente la inferioridad constitucional de éstos: poca frente e inclinada, cuello largo y delgado,  hombros  caídos;  labios  finos,  breves  ángulos  mandibulares,  maxilares  poco ajustados,  orejas  pequeñas  con  los  bordes  del pabellón         auditivo ligeramente enroscado, rostros tensos, mandíbulas estrechas, secreción nasal muy abundante, predominio de ojos azul-grisáceos, escaseando los ojos azules y oscuros, con pliegues pronunciados y cejas poco pobladas. El tatuaje, por último sería mas frecuente entre los delincuentes.

Hootón, además creyó poder constatar una clara correlación entre determinadas características  físicas  y  las  diferentes  clases  de  delincuentes:  así,  los  individuos  altos  y delgados serían proclives a la comisión de asesinatos y atracos: los altos y corpulentos, homicidios,  falsificaciones  y  estafas;  los  bajos,  hurtos  y  desvalijamientos;  los  bajos  y gruesos, violaciones y abusos sexuales, etc.

Cabe citar también a L.P. VERVAEK , pone especial énfasis en el código biológico individual y en la herencia; a su juicio, el medio social no crea nada, se limita a desarrollar, o a evitar el desarrollo en su caso, de los caracteres hereditarios.

DE GREFF es uno de los partidarios de la teoría de la personalidad criminal, esto es, de la supuesta de una entidad global, específicamente criminal dotada, en cuanto personalidad unitaria, de unas características  anatomofisiológicas propias, producto de la degeneración que tendrían su origen en múltiples taras.


I.3. BIOTIPOLOGIA:

Es  una  disciplina  científica  que  versa  sobre  el  tipo  humano atendiendo  al  predominio  de  un  órgano  o  función.  La  premisa  de  las  investigaciones biotipológicas  es  la  existencia  de  una  correlación  entre  las  características  físicas  del individuo  y  sus  rasgos  psicológicos,  entre  tipo  somático  o  corporal  y  tipo  mental, carácter y temperamento.

Existen numerosas tipologías según diversas escuelas y criterios de clasificación utilizados por las mismas: Como la Escuela Francesa destacada por SIGAUD (1862-1921), quien distinguía cuatro tipos de humanos según el sistema que predomina en ellos (respiratorio, digestivo, muscular y cerebral). También se puede citar a la Escuela Italiana donde sobresalen los autores PENDE, VIOLA, y BARBARA distingue dos tipos fundamentales: el brevilíneo y el longilíneo, en el primero el desarrollo del cuerpo es horizontal: el predominio del sistema vegetativo produce individuos enérgicos y vitales; el tipo longilíneo, por el contrario, significa la prioridad de la vida de relación; se trata de personas de mayor estatura, tórax alargado y miembros largos, abúlicas y depresivas, con tendencia a la introversión y fantasía.

Sin embargo, consideramos desarrollar la Escuela Alemana y Norteamericana respecto a la biotipología:

A)  KRETSCHMER (1888 – 1964)  ESCUELA ALEMANA


En el ámbito físico:


1) Leptosomático: de cuerpo delgado y alargado, cabeza pequeña y puntiaguda nariz.

 2) Atlético: persona con gran desarrollo muscular, tórax y cabeza grande.

 3) Pícnico: sujeto con la cabeza redonda, las extremidades cortas y tendencia a la obesidad.

4) Displásico: sujeto con características muy exageradas de individuos que no encajan en los tipos anteriores (gigantismo, obeso e infantilismo);

5) Mixto: es el más usual en la práctica en cuanto que mezcla características de las anteriores.


En el ámbito psicológico:


1)      Esquizotímico: persona introvertida, nerviosa e irritable que si padece alguna enfermedad se identifica con la esquizofrenia. Hay una relación entre el leptosomático y el esquizotímico.

2)      Ciclotímico: persona extrovertida, que pasa de la alegría a la tristeza en un momento. En cierta medida una persona inestable emocionalmente. Estaría unido al pícnico.

3)   Viscoso: es una mezcla entre el esquizotímico y el ciclotímico. Suele mostrarse por lo general como un sujeto tranquilo y pasivo. Lo representa desde el punto de vista físico con el atlético y con el mixto.

                FÍSICO                                   PSÍQUICO                                             DELINCUENCIA
LEPTOSOMATICO
ESQUIZOTIMICO

Cuerpo alargado y delgado, cabeza pequeña y nariz puntiaguda
Introvertido, variable, irritable, puede padecer alguna enfermedad mental siendo la mas habitual la esquizofrenia
Suele cometer delitos patrimoniales sin violencia y es reincidente  porque el tratamiento no es eficaz
ATLETICO
VISCOSO
El mÁs peligroso de los tres
Gran desarrollo muscular con tórax y cabeza grandes
Mezcla entre el esquizofrénico y el ciclotímico. Personas tranquilas y pasivas por lo general
Por lo general son sujetos muy violentos que se valen de su composición física para delinquir. Suelen caracterizarse por cometer delitos violentos y contra la libertad sexual
PICNICO
CICLOTÍMICO

Cabeza redonda, extremidades cortas y tendencia a la obesidad
Extrovertido que pasa de la alegría a la tristeza en un instante
Presenta la tasa mas baja de delincuencia, siendo muy raro que delinca de forma habitual
DISPLASICO,                                
Engloba a alguno de los anteriores pero con algún defecto en su descripción,  por ejemplo un Leptosomático con cabeza grande., o un Pícnico con extremidades normales o largas.

MIXTO, más habitual mezclando distintas categorías


B) LA ESCUELA NORTEAMERICANA DESTACAN W. SHELDON,    EL MATRIMONIO GLUECK Y JB CORTÉS

SHELDON: (1949)

Tiene connotaciones embriológicas, parte de una unidad celular, denominada “blastodermo” de la que procede todo individuo; y distingue tres capas concéntricas, que de adentro a fuera reciben el nombre de:

1) Endodermo (Aquella donde se generan las células digestivas)

2) Mesodermo (Generadora de huesos y músculos); y

3) Ectodermo (La capa más externa estaría configurada por el tejido nervioso y la piel.).

Las características somáticas darán lugar a tres tipos de sujetos:

Endomorfo o endodermo: sujetos que presentan las células digestivas más grandes. Son sujetos obesos y en el aspecto psíquico son sociales, tolerantes, hogareños y extrovertidos.

Mesomorfo o mesodermo: se desarrolla más el núcleo intermedio (huesos y músculos). Es un sujeto con una composición fuerte, aventurero, ambicioso, inestable y osado.

Ectomorfo o ectodermo: sujeto que desarrollo básicamente la capa más externa (tejido nervioso y piel). Sujeto con el cuerpo alargado, hipersensible, solitario e introvertido.


A cada tipo físico, le corresponderían unos rasgos caracterológicos y temperamentales  propios:

El  viscerotónico  es  el  endomorfo;  cómodo,  lento,  glotón,  sociable,  cortés, tolerante,  hogareño  y  extrovertido.

El  somatotónico,  es  mesomorfo;  firme,  aventurero, enérgico,  atlético,  ambicioso,  osado,  agresivo,  inestable,  dinámico.

El  cerebrotónico  es ectomorfo; rígido, rápido, aprensivo, controlado, asocial, hipersensible, solitario, pleno de problemas de carácter funcional, alergias, insomnios, sensible al ruido, introvertido, etc.;

La conclusión de Sheldon fue clara: predominio acusado del componente mesomorfo en  el  grupo  de  criminales, y  escasamente  ectomorfos.

          Finalmente se puede mencionar al matrimonio Glueck, como a Cortes brevemente:

El matrimonio Glueck:

Llegó también a la conclusión de que la mayor parte de los delincuentes  eran dominantemente mesomórficos,  y  desde  luego  en  proporción  muy superior a la detectada en el grupo de control.

Cortes:

También llego a la conclusión de que el grupo criminal es predominantemente mesomòrfico; encontrando que se halla asociada con la necesidad de éxito y poder, con la agresividad, con la extraversión e impulsividad; datos a los que unía otro de carácter sociofamiliar: cuanto más mesomorfo es un individuo delincuente, menos disciplina y control parece recibir en el ámbito familiar.


    I.4. MODERNA NEUROFISIOLOGIA:

El descubrimiento del Electroencefalógrafo   (EEG),  aparato que   permite   el registro  gráfico  de la  actividad  eléctrica  del  cerebro,  ha  potenciado una serie  de investigaciones científicas que permiten demostrar          una clara correlación entre determinadas irregularidades o disfunciones cerebrales y la conducta humana, concretamente, la criminal.

Monroe  llegó  a  dos  conclusiones:  en  primer  lugar,  la  evidencia  de  disfunciones neurológicas en sujetos no considerados anteriormente como afectados por las mismas; En   segundo   lugar,   que   sólo   una   parte   mínima   de   los   analizados   acusaron   tales anormalidades  en  el  lóbulo  temporal,  lugar  convencionalmente  considerado  como  el centro de la agresividad. A juicio de Monroe el grupo que manifestaba anomalías en el EEG  era  el  más  agresivo,  antisocial  y  conflictivo,  presentando  más cicatrices y marcas de nacimiento que el grupo con un EEG regular.

Otros estudios electroencefalográficos han pretendido verificar dos hipótesis:

a)         Que   muchos   de   los   denominados   crímenes   violentos   sin   motivo aparente responden a anomalías cerebrales graves que detecta sólo el electroencefalograma  EEG,  pero  que  pasarían  desapercibidas  en  un examen clínico.

b)        En   segundo   lugar,   que   existe   una   determinada   conexión   entre concretos   hechos   delictivos   cometidos   por   jóvenes,   producto   de personalidades inmaduras, y singulares disfunciones cerebrales.

    DISFUNCIONES:

Disfunción  cerebral  mínima:  definida  como una  anomalía  de  la  estructura  cerebral,  suele  asociarse  a  los  casos  extremos  de  la misma:  comportamientos  antisociales,  desajustes  en  los   mecanismos   cerebrales   de estímulo y control, problemas de percepción visual, hiperactividad, agresividad, etc.

Anomalías electroencefalográficas: Diversas investigaciones llaman la atención  sobre la relación existente  entre anomalías electroencefalográficas y comportamientos delictivos, especialmente violentos.

Otras disfunciones cerebrales: La  hipótesis  de  que  las  dolencias  cerebrales pueden  explicar  muchos  crímenes  violentos,  ha  tratado  de  verificarse  a  propósito  de concretas patologías: fundamentalmente, los tumores, shocks traumáticos, determinadas dolencias  y  patologías  del  sistema  nervioso  central  (arterosclerosis  cerebral,  epilepsia, demencia senil, síndrome de Korsakoff, corea de Huntington, etc.), etc.

Diversos estudios clínicos, por ejemplo, para haber demostrado que algunas personas pacíficas afectadas por procesos tumorales en el cerebro se tornan violentas y causan graves daños a sus familiares y seres queridos por los cambios profundos de personalidad y problemas psicológicos que aquellos conllevan: episodios psicóticos,  alucinaciones, irritabilidad, depresión, e incluso ataques homicidas. Lo que sucede también, con otros shocks traumáticos (accidentes de tráfico) que pueden alterar la personalidad ocasionado graves trastornos de conducta. Las patologías del sistema nervioso central antes citadas, suelen asociarse a pérdidas de memoria, del sentido de la orientación, trastornos emocionales, irritabilidad y accesos de cólera, etc. Por ultimo autores como W. ENKE, LEMPP y otros creen haber podido verificar una sólida correlación  entre trastornos conductuales (comportamientos sociales) y daños cerebrales padecidos en la infancia.

I.5.   SISTEMA NERVIOSO AUTONOMO:

Eysenck, el funcionamiento del sistema  nervioso  autónomo  puede  predisponer  a  la  persona  a  un  comportamiento antisocial,  y  en  su  caso  delictivo,  por  la  importancia  que  tiene  en  el  proceso  de socialización. 

Puso  el  acento  en  la  gran  importancia  del  sistema  nervioso  autónomo, relacionando éste con los conceptos de introversión y extroversión.

Según  Eysenck,  la  amenaza  intimidatoria  del  castigo  es mucho  más  eficaz potencialmente respecto del introvertido, quien muestra en tales casos elevados niveles de  ansiedad.  La  persona  extrovertida,  por  el  contrario,  experimenta  menor  ansiedad, tanto porque es menos sensible al dolor, como porque en la búsqueda de la estimulación que  necesita,  acudirá  a  comportamientos  o  actividades  prohibidas.  Concluye que el psicópata –caso extremo de extraversión- no desarrolla una conciencia adecuada precisamente por el modo de funcionar su sistema nervioso autónomo.

Diversas investigaciones parecen insinuar la incapacidad del psicópata para  aprender  del  castigo,  de  modo  que,  un  determinado  sustrato  biológico  le  impide formar una conciencia social. Quizás, su bajo nivel de activación (cerebral), acaso cierta dificultad para verbalizar la contingencia implícita en el condicionamiento de la pena, determinan el reducido condicionamiento autónomo del mismo para aprender (para ser condicionado) por un estímulo doloroso o ejemplar (como lo es el castigo).


I.6. ENDOCRINOLOGIA:


Diversas   investigaciones   han   tratado   de   asociar   el comportamiento  humano  en  general  –y  en  particular  el  del  criminal-  a  procesos hormonales  o  endocrinos  patológicos,  a  determinadas  disfunciones  – hiperfunciones  o hipofunciones-  de  las  glándulas  de  secreción  interna  (hormonas),  dada  la  conexión  de éstas con y el sistema  neurovegetativo, a su vez, con la vida instinto- afectiva. Se abre paso,  así,  la  idea  del  hombre  como  ser  químico,  con  todas  sus  consecuencias:  un desajuste o desequilibrio significativo en la balanza química u hormonal del individuo puede explicar trastornos en su conducta y en su personalidad.

Las tesis endocrinológicas difieren del pensamiento Lombrosiano:

1.      No suelen mantener el carácter hereditario. salvo alguna matización a propósito de delitos sexuales.

2.      Considera viable la curación de quien  padece  tales  disfunciones,  mediante  el  oportuno  tratamiento  hormonal.

3.      La  influencia  eventualmente  criminógena  de  las  mismas  no  es directa,  sino  indirecta.

La   incidencia   criminógena   de   un   elevado   nivel   de   testosterona  (esteroide hormonal masculino) como determinante de agresividad en el varón, fue detectada por L.D.  Creus  y  RM  Rose,  en  1972,  al  observar  un  nivel  superior  al  normal  de  dicha secreción en internos que habían cometido delitos violentos. A la misma conclusión llegó en 1976 R.T. RADA.

Los tratamientos clínicos de delincuentes sexuales varones a través de suministro de  drogas  que  reducen  los  niveles  de  testosterona,  parecen  haber  dado  resultados positivos a corto plazo, pero se ignoran sus efectos a medio y largo plazo.

La Endocrinología ha puesto de relieve, la influencia de la actividad hormonal  en  el  temperamento  y  carácter  del  individuo,  en  cuanto  existen  estrechos vínculos  entre  las  glándulas  de  secreción  interna,  el  sistema  neurovegetativo  y  la  vida instintiva  -  afectiva;  en  tal  sentido,  constituyen  aquéllas,  un  componente  o  sustrato orgánico valioso para explicar la conducta humana, aunque no el único ni el principal.

Una  teoría  de  la  criminalidad,  de  base  exclusivamente  endocrinológica,  está condenada al fracaso, porque son muchos los individuos no delincuentes que padecen, sin embargo, disfunciones hormonales (del mismo modo que muchos criminales no las padecen);   y,   en   todo   caso,   sólo   es   viable  establecer una   conexión fiable   entre  determinadas      patologías     endocrinas            y       concretos   comportamientos  criminales.  El  tratamiento con hormonas sintéticas parece abrir nuevas expectativas, a largo plazo, a la penosa lucha contra la enfermedad mental; pero no cabe esperar de la Endocrinología más de lo que ésta puede aportar, pues se corre el riesgo, según ha dicho algún autor, de tratar de explicar lo conocido por lo desconocido.

Shlapp y Berman, en la década de los años 20, marcan el inicio de la Endocrinología Criminal; el primero de ellos, puso de relieve que el crimen no es sino consecuencia de una perturbación emocional, derivada de un desajuste hormonal. El segundo aporto datos valiosos sobre la interrelación existente entre actividad glandular, la personalidad y los problemas de comportamiento, resaltando los espectaculares éxitos clínicos obtenidos a través de tratamientos hormonales. También se puede mencionar a Hunt, Vidoni, Kinberg, Pende, Kronfeld, Marañón; y la sistematización llevada a cabo por Di Tullio, Ruiz de Funes y otros.

La Endocrinología ha puesto de relieve, desde luego, la influencia de la actividad hormonal en el temperamento y carácter del individuo, en cuanto existen estrechos vínculos entre glándulas de secreción interna, el sistema neurovegetativo, y la vida instinto-afectiva; en tal sentido, constituyen aquellas un componente o sustrato organico valioso para explicar la conducta humana, aunque no el único ni el principal.

Una teoría de la criminalidad, de base exclusivamente endocrinológica, está condenada al fracaso, porque son muchos los hombres no delincuentes que padecen,l sin embargo, disfunciones hormonales, y en todo caso,sólo es viable establecer una conexión fiable entre determinadas patologías endocrina y concretos comportamientos criminales
                 
      I.7. BIOQUIMICA Y SOCIOBIOLOGIA:


El hombre no es solo naturaleza biológica o experiencia o historia sino un complejo organismo biosocial, en el que influye decisivamente la interacción de factores físicos y ambientales.

La Sociobiología rompe con el tradicional principio de la equipotencionalidad (suposición de que todos los hombres nacen con un idéntico potencial de aprendizaje y relaciones). y traza un nuevo concepto de aprendizaje producto de la combinación del código genético y el medio o entorno.

La Sociobiología rechaza el dogma clásico de la equipotencionalidad no existen dos personas idénticas. El aprendizaje, por otra parte, tiene una capital importancia en la conducta humana, en la criminalidad también, pues todo comportamiento social es comportamiento aprendido; ahora bien,  dicho aprendizaje no se controla a través de procesos sociales de interacción, sino por otros de naturaleza bioquímica y celular, donde el cerebro y el sistema nervioso y el sistema nervioso central desempeñan una intervención básica.

Jeffery:

“Código genético y código cerebral son de naturaleza bioquímica, y comprenden la  estructura  bioquímica  de  genes  de  transmisión  nerviosa  al  cerebro.  El  tipo  de comportamiento  (respuesta)  que  exhibe  un  organismo  depende  de  la  naturaleza  del medio (estímulo) y de la forma en que dicho estímulo se cifra, se transmite y se descifra por  el  cerebro  y  el  sistema  nervioso  ...  No  heredamos  ya  el  comportamiento  como  se hereda  la  estatura.  Heredamos  una  capacidad  de  interacción  con  el entorno.

El ser humano es un ser bioquímico, de suerte que un trastorno o desequilibrio en su balanza bioquímica como consecuencia  de  diversas  razones, puede determinar severos  desajustes  en  su  conducta.  Según  esto,  muchas  clases  de  comportamientos delictivos no serían, en         puridad, reacciones    psicosociales, sino síntomas o manifestaciones de desequilibrios metabólicos o bioquímicos.


Por  ello,  la  Sociobiología  ha  tratado  de  verificar  posibles conexiones entre determinadas vitaminas y minerales, de una parte, y comportamientos delictivos y comportamientos irregulares, de otra.

Una  insuficiencia  de  vitamina  B  (B3  y  B6)  según  Hippchen  sería  causa  de  la peligrosa hiperactividad de muchos jóvenes, porque dicho déficit o dependencia produce intranquilidad y   desasosiego.   A   juicio   del   autor,   la   mayor   parte   de   los   niños esquizofrénicos   con   trastornos   de  conducta y de   aprendizaje   padecen   una   clara dependencia de la vitamina B.

A juicio de Thorton, James y Doerner, un déficit nutritivo o bajos niveles de azúcar en sangre  (Hipoglucemia)  podría  explicar  la  hiperactividad  y agresividad  de  muchos jóvenes.

El  cerebro  es  el  único  órgano  que  obtiene  su  energía  exclusivamente  de  la combustión de hidratos de carbono. Por ello un déficit significativo de glucosa en sangre –bajos   niveles   de   ésta   o   súbito   descenso   de   los   mismos   – puede   deteriorar   el funcionamiento de aquél, afectando al metabolismo. Irritabilidad, ansiedad, depresión, aturdimiento y confucionismo, suelen ser algunos de los síntomas de hipoglucemia con mayor relevancia –potencial- criminológica.

Algunas investigaciones relacionan crisis hipoglucénicas con la comisión de asesinatos múltiples y sucesivos (HILL y SARGENT), con agresiones sexuales (PODOLSKY), o creen haber detectado un índice muy significativo de hipoglucenicos en la población juvenil reclusa (SCHMIDT, ASCH y otros). Sin embargo falta evidencia científica de la supuesta relación de causalidad (hipoglucemia-delito) porque una cosa es que se delinca en estado de hipoglucemia y otra cosa que ésta sea la causa del comportamiento criminal.

Otros sociobiologos relacionan los cuadros alérgicos con comportamiento delictivos o  irregulares. Así el síndrome de tensión y fatiga alérgicos que describe SPEER. Las alergias nerviosas y las cerebrales pueden  influir negativamente en la conducta humana.

No faltan trabajos científicos en los últimos lustros que relacionan determinados contaminantes ambientales con los trastornos de conducta: entre otros, el plomo, el cadmio, el mercurio, y algunos gases inorgánicos como la clorina y el dióxido de nitrógeno.

Jeffery  se  muestra  partidario  de  una intervención   agresiva   y   eficaz   propugnando   el   control   “ambiental”   (físico)   y   la simultánea  modificación  de  las  condiciones  “biológicas”  relevantes  en  los  procesos  de aprendizaje  del  individuo:  la  ingeniera  genética,  y  la  intervención  en  el  equilibrio bioquímico cerebral a través de la dieta, la estimulación y los psicofármacos. Control de las  contingencias  de  refuerzo  o  castigo  de  la  conducta,  y  empleo  del  adecuado  diseño urbano  para  potenciar  la  interacción  social,  son  algunas  de  las  fórmulas  que  sugiere para un tratamiento que, a su juicio, debiera llevarse a cabo donde la conducta se gesta y consolida, en su sede natural: fuera del establecimiento penitenciario.


I.8. GENETICA CRIMINAL:

Los  progresos  de  la  Genética  suscitaron  pronto  los  inevitables  problemas  de  la   “herencia criminal”.    Los ámbitos preferentes de la Genética Criminal son:

1.      Los estudios sobre familias criminales. Se trata investigaciones de descendencia de una sola línea, sin considerar el influjo hereditario de los demás descendientes, para explicar la elevada tasa de criminalidad de los descendientes de una misma familia.

2.      Sobre gemelos. (Univitelinos y Bivitelinos). Operan con mayor o menor semejanza de la carga genética y los índices de incidencia criminal apreciados en los respectivos casos.

Los gemelos univitelinos o unicigoticos, son producto de la fertilización de un mismo ovulo y tienen idéntico genotipo; los bivitelinos o dicigóticos proceden de una fertilización simultánea de dos óvulos.

Una excerbación de la relevancia del factor genético  simplifica el problema olvidando como bien dice GARCIA ANDRADE, que “el hombre no es solo herencia sino historias”.

3. Adopción.

4. Anomalías cromosómicas.

El   criterio   básico   para   diagnosticar   tales   disfunciones   sería   el número   de cromosomas,  esto  es,  un  exceso  o  un  defecto  en la  composición  de  los  llamados “gonosomas” (cromosomas que fijan las características sexuales primarias y secundarias del individuo). Cada célula contiene 23 pares de cromosomas (uno de ellos son los gonosomas) En  la  mujer,  ambos  cromosomas  son  similares  en  tamaño  y  forma  contemplados  al microscopio (XX) En el varón difieren, siendo uno de ellos más pequeño (XY).

Las principales malformaciones observadas fueron:

1.                      Por defecto: el síndrome de Turner (XO).
2.                      Por exceso: En la mujer, anomalías cariotípicas que responden a    las fórmulas: XXX, XXXX y XXXXX.
3.                      En el varón, el síndrome de Klinefelter (XXY, XXXY, XXXXY o XXXYY).
4.                      Y la conocida trisomía XYY.

II. ORIENTACIONES O MODELOS PSICOLOGISTAS:

Se  examinan,  a  continuación,  un  conjunto  de  modelos  teóricos  que  explican  el comportamiento  delictivo  en  función  de  determinados  procesos  psíquicos  normales  o patológicos.  Procede,  por  ello,  una  previa  delimitación  conceptual,  distinguiendo  los ámbitos respectivos de la Psicología, Psicopatología y Psicoanálisis.

LA  PSIQUIATRÍA,  es  una  rama  de  la  Medicina,  que  se  ocupa  del hecho psíquico morboso,  del  hombre  psíquicamente  enfermo. Tiende  pues,  a  la  adopción  de  una perspectiva clínica, contemplando la conducta delictiva como expresión de un trastorno de la personalidad, patológica.

LA PSICOLOGÍA, por  el contrario,    estudia el comportamiento humano,  la  conducta.  Le  interesa  el  comportamiento  criminal  como cualquier otro comportamiento. La moderna Psicología “empírica” trata de explicar el proceso  de  adquisición  de  ciertos  modelos  de  conducta,  identificando  los  factores  y variables.

EL  PSICOANÁLISIS,  concibe  el  crimen  como  comportamiento funcional simbólico, expresión de conflictos psíquicos profundos, pretéritos, de desequilibrios   de   la   personalidad   que sólo   pueden   desvelarse   introspectivamente, ahondando en el inconsciente del individuo.


II.1. LA TEORIA PSICOANALITICA:

Particular relevancia criminológica tiene la teoría psicoanalítica, que propugna un análisis introspectivo para desvelar las ocultas motivaciones del delincuente (método radicalmente opuesto al seguido por la Psicología conductista).

No  existe,   ciertamente,  un  cuerpo  de  doctrina  unitario  y  monolítico  en  el Psicoanálisis, ni idénticos planteamientos metodológicos. (FREUD, FROMM, ADLER, JUNG).

El   modelo   psicoanalítico   se   caracteriza   frente   a   otros   modelos   (el   modelo biofísico, el conductista, etc.) por algunos rasgos: se trata de un modelo psicodinámico, que responde a un poderoso determinismo biológico; concede particular importancia al instinto  sexual,  sustrato,  motor  y  referencia  obligada  del  comportamiento  de  todo individuo.
 
El   marco   psicopatológico   se   encuadra   en   conflictos  infantiles, que   se manifiestan durante la vida adulta a través de procesos inconscientes, por lo que el único método  que  permite captar  la  dinámica  y  significado  simbólico  del  comportamiento humano   es   el   introspectivo,   conflicto   mental,   represión   y  delito   como respuesta  simbólica  o  comportamiento  sustitutivo,  son  para  el  psicoanálisis  los  tres eslabones  de  un  proceso  dinámico.

El  conflicto  mental,  reprime  en  el  inconsciente  los  impulsos  y  complejos  del  individuo:  éstos, tratan de aflorar al mundo consciente venciendo el obstáculo del censor que les retenía allí,  de suerte  que  todos  los  actos  humanos,  incluidos  los  delictivos,  son  respuestas  simbólicas   que   directa   o indirectamente   expresan   la   realidad   del inconsciente, el complejo de Edipo tiene un poderoso efecto criminógeno según la teoría psicoanalítica,  por  generar  cuando  no  es  superado  un  complejo  de  culpa  en  el  sujeto cuyo  componente  auto  punitivo  lleva  a  éste  al  delito:  precede  y  motiva  al  crimen,  en lugar de suceder a éste.

FREUD  (1856-1939) neurólogo y psiquiatra vienés.
    
Su interés científico inicial como investigador se centró en el campo de la neurología, derivando progresivamente sus investigaciones hacia la vertiente psicológica de las afecciones mentales, de la que daría cuenta en su práctica privada.


Teoría Psicoanalítica

Pansexualismo
El sexo como centro de la teoría; para Freud el sexo es la inspiración que mueve al hombre.
Todo acto humano y por lo tanto el delito, lo antisocial, lo desviado tiene una base, una esencia, un significado sexual.




Los instintos
El instinto base es el “eros” o instinto de vida, instinto que es principal y básicamente sexual. A este instinto le contrapone el “tánatos” o instinto de muerte. La vida y la muerte, dos polos que se contraponen. En ocasiones nos movemos buscando la vida, y otras buscando la muerte. A veces es la vida o la muerte de los demás, y en ocasiones es la vida o la muerte propia.
Esta teoría tiene influencia en la Criminología, ya que lleva a estudiar si efectivamente el hombre tiene un instinto de muerte, un tánatos, que lo lleva a destruir, matar y delinquir; se trata de un predominio del tánatos sobre el eros, de la muerte sobre la vida.









Complejo de Edipo
Tomada de una tragedia griega, que dice que el rey de Tebas, Layo, es advertido por el oráculo que su destino es morir a manos de su futuro hijo, por lo que Layo manda matar al recién nacido Edipo, lo que no sucede, ya que el encargado de hacerlo se arrepiente y da el pequeño a un pastor, que lo lleva a los reyes de Corinto, los que lo adoptan.
Edipo ya bastante grandecito va al oráculo de Delfos, el que le augura que su destino es matar a su padre y desposar a su madre. Edipo huye de Corinto para evadir su destino, sin saber que en realidad corre hacia el.
En un cruce de caminos tiene un altercado con unos viajeros matando a tres de ellos, entre los que está Layo, después se enfrenta a la Esfinge, monstruo que tenía aterrorizada a la ciudad de Tebas, entra triunfal a ésta y se casa con la viuda reina, Yocasta.
Años después al saberse la verdad, Yocasta, la esposa-madre, se suicida; Edipo el esposo-hijo, se saca los ojos y va a vagar acompañado por sus hermanas-hijas.
Para Freud todos somos Edipo, al menos en la primera infancia, en que se desea sexualmente a la madre y se odia al padre (inconscientemente). Esta fase debe ser superada, de lo contrario el individuo desarrollara una serie de anomalías, su personalidad estará mal estructurada, y podrá llegar al crimen, en ocasiones por sentimientos de culpa. El criminal es en sí, una persona que no resolvió su conflicto edípico.
Lo anterior se manifiesta para los hombres, en el caso de las mujeres Freud se debraya, y explica lo que pasa con las mujeres es que tienen un complejo de castración, es decir, que la niña, al observar al padre y a la madre, se da cuenta, que en alguna ocasión ella, tuvo un órgano sexual como los hombres, pero por desear a su madre fue castrada y lo perdió. Por consiguiente viene un fenómeno curioso, que la mujer va temer y odiar al padre, porque subconscientemente  cree que él es el castrador, y por otro lado lo va amar por un fenómeno llamado “envidia del pene” (Freud, 1942:845).




La libido
La líbido se va desarrollando conjuntamente con el individuo y ese desarrollo debe ser paralelo, de lo contrario vendrán anomalías.
La líbido debe tender a la heterosexualidad, es decir, debe buscar un ser del sexo opuesto, de lo contrario, sea que se atrase, se adelante, se revierta o se extravíe, esto traerá problemas, entre estos la conducta criminal.
Las equivocaciones y aberraciones sexuales son desviaciones de la líbido, así, hay hechos con matiz parasocial o antisocial, como el fetichismo, lesbianismo, homosexualidad, sadomasoquismo, bestialismo, zoofilia, ninfomanía, bisexualidad, etc.


LAS ETAPAS DE DESARROLLO:

Freud distinguió las siguientes etapas:

1.      ORAL. La boca es el primer centro de interés y de placer. El recién nacido solo chupa y mama, y Freud compara el estado de satisfacción del niño después de mamar con el relajamiento posterior al orgasmo. Esta etapa tiene como duración el primer año de vida, durante el cual el niño lleva a la boca todo objeto posible.

2.      ANAL. Posteriormente, el hombre va a pasar a una etapa anal, donde la zona erógena principal va ser el ano, y el placer más grande que va a tener el niño ya no va ser el tanto chupar, el succionar, lamer, morder, sino el de defecar, sobre todo cuando llega a tener un correcto control de sus esfínteres, y entonces va poder abstenerse de defecar para sentir un mayor placer después. Esta etapa se divide en retentiva y expulsiva, y es en esta época donde va a aparecer la tendencia activa o pasiva del sujeto.

3.      FÁLICA. El interés es el pene en el hombre, en la mujer el clítoris y Freud encuentra la masturbación precoz. En esta etapa, al principio, el interés sexual es autoerótico, pero pronto desemboca hacia los padres. En esta etapa es más evidente el Edipo, y donde hay mayores conflictos.

4.      LATENCIA. En esta etapa los deseos sexuales desaparecen, la libido queda adormecida y no es clara su situación, ya que se manifiesta por el temor del niño a ser castrado por el padre, en castigo por desear a su madre, y por el temor de que el padre muera, por los deseos inconscientes del niño. En la niña, ya con complejo de castración, la etapa anterior se alarga, llegando más tarde a la latencia.

5.      GENITAL. Al llegar la adolescencia, renace el interés por los órganos sexuales, y se busca la copulación genital; al encontrar pareja se pierde el miedo a la castración en el hombre, y la mujer descubre el placer vaginal, resolviendo así su complejo de castración.

Sin embargo, el individuo puede no evolucionar y quedar fijado a una etapa anterior a la genital, ya sea por frustración o por gratificación excesiva. Así, en algunos delitos y conductas desviadas los sujetos fijados en la etapa oral caerán en alcoholismo, tabaquismo, onicofagia, o en delitos como injurias, calumnias o difamación, ya que la boca es el centro de placer. El individuo fijado en la fase anal es el delincuente contra la propiedad, así como retiene el excremento (anal retentiva), así también bienes materiales, el usurero, el ladrón, el defraudador, son tipos anales. Aquí también se ve como el ladrón gasta fácil lo que obtuvo fácil, con el mismo placer del niño al defecar (anal expulsiva). Los sujetos fálicos son los que cometen delitos sexuales del tipo violación, estupro, e incesto, ya que no utilizan el pene para su función reproductiva, sino simplemente placentera.

EL APARATO INTRAPSÍQUICO:

Freud, sostiene que la mente está compuesta por diferentes instancias psíquicas que determinan la personalidad, así describe la división topográfica de la psique, que consiste en:

a)      CONSCIENTE. Es darse cuenta de la realidad, en momento actual.

b)      PRECONSCIENTE. aquella en que los contenidos psíquicos pueden llegar a ser en un momento consciente, es decir, que se pueden evocar recuerdos o asociaciones que sólo un momento antes permanecían fuera de la conciencia.

c)      INCONSCIENTE. Son elementos que nunca pueden llegar a ser notados por el sujeto, aquí se encuentran los instintos, gran parte de lo reprimido, olvidado, desconocido, y no reconocible.

El inconsciente es la parte más importante del psiquismo, es el lugar a donde van a dar todas las cosas inútiles, traumáticas o dañinas, es una especie de hoyo negro donde se manda aquello que nos avergüenza, nos molesta o nos angustia.

Freud compara la personalidad con un iceberg, donde el inconsciente es la parte sumergida, no es visible, pero existe, no se capta, pero su gran masa es lo que mueve la parte que puede apreciarse y que erróneamente creemos que es el todo, sólo porque es lo que conocemos.

Las vivencias no desaparecen, no se olvidan, van al inconsciente y viven ahí con gran dinamismo. Además hay un pensamiento y un sentimiento inconscientes. Por lo que para la criminología todo delito tiene una motivación inconsciente, profunda, desconocida aún para el mismo criminal. Un nuevo golpe a las teorías del libre albedrío, una victoria para los deterministas: luego el hombre, y por lo tanto el hombre antisocial no es libre, él cree que hace las cosas por su voluntad, pero en realidad es un conjunto de su inconsciente. Freud hace además de la división topográfica, hay una división dinámica, que está compuesta de tres componentes:

a)      EL ELLO, que es el núcleo original (al nacer se es ello puro) del aparato psíquico, aquí residen los instintos, las tendencias, las pasiones, las pulsiones. Este componente es totalmente inconsciente y se rige por el principio del placer, definido este último como la tendencia hacia la descarga de las pulsiones de manera directa y total.

b)      EL YO, es una parte del ello que ha sido modificada durante el desarrollo de la personalidad y que está en contacto con el medio ambiente; se rige por el principio de realidad, que son las demandas ambientales que determinan la adaptación del individuo a su entorno social.

c)      EL SÚPER YO, es una formación que se desprende del yo, y es la introyección de la figura paterna que está formado por normas morales de la sociedad, debido a esto se rige por el principio del deber ser.

Al Súper Yo se le atribuye la capacidad de juicio autocritico y heterocritico, introyección de normas y valores, y formación de ideales.

PSICOANÁLISIS CRIMINAL:

De la teoría de destrucción innata del hombre de Freud, se sabe que actualmente el ser humano, al igual que los animales, tiene una fuerza interior que lo lleva a atacar, ésta es la agresividad, y es una fuerza psicológica al servicio del instinto de conservación. Esta fuerza puede superar a los inhibidores y convertirse en agresión, y por consiguiente una conducta antisocial.

LINARES & ROJAS (2001) nos dicen que la premisa fundamental en torno al psicoanálisis criminológico es que “todo crimen no puede explicarse simplemente, y que en ocasiones la explicación es diversa a la que aparentemente se presenta. Los instintos juegan un papel importante en la dinámica del criminal, ya que un instinto de conservación se puede expresar de forma agresiva, que deviene en conducta antisocial. La explicación del delincuente como un ser privado de Súperyo es fundamental en su ubicación antisocial. La culpa juega un papel importante en la dinámica del criminal ya que Freud llegó a la conclusión de que un acto criminal era cometido ante todo, por su carácter de prohibido y en su ejecución se encontraba un alivio psíquico o principio del placer “.

El aparato intrapsíquico, con su división dinámica y topográfica, se llega a demostrar  que los crímenes tienen una explicación y motivación profunda. Freud en un principio se preguntaba si el criminal era un neurótico, y llega a la conclusión que difieren, pues en el neurótico hay algo oculto para su propia conciencia, y en el criminal su hecho lo oculta hacia los demás. El criminal difiere del neurótico en su desencadenamiento de la agresividad, en ese paso al acto, mientras que el neurótico generalmente fantasea, pero jamás llega al umbral.

Para Freud existe una tendencia a repetir la escena traumática para no sufrirla pasivamente, esta  no es solamente la  explicación de la confesión, sino también del hecho de que el criminal regrese al lugar del crimen. El criminal se siente frustrado, es frecuentemente un justiciero y finalmente se entrega a las autoridades.

Freud hace una explicación acerca del delincuente por sentimientos de culpabilidad, y se sorprende por la gran cantidad de pacientes que confiesan haber cometido algún acto ilícito en su vida, y después de analizarlos, llega a la conclusión de que “tales actos eran cometidos, ante todo, porque se hallaban prohibidos y porque a su ejecución se enlazaba, para su autor, un alivio psíquico” .

El sujeto sufría, una reacción de un penoso sentimiento de culpabilidad, de origen desconocido, y una vez cometida una falta concreta sentía mitigada la presión del mismo; el sentimiento de culpabilidad quedaba así, por lo menos, adherido a algo tangible.


ADLER  (1870-1937)

La Psicología individual de Adler rechaza el pan sexualismo freudiano, adopta un método finalista y otorga gran relevancia al ambiente social en el desarrollo del psiquismo del individuo. El complejo de inferioridad ocupa un lugar central en la teoría de Adler: para el autor el delincuente es un acomplejado y la inferioridad fuente de reacciones neuróticas que generan crimen a través de conocidos mecanismos  compensatorios.  Se  cumple  así  la  fórmula: inferioridad    complejo  – tendencia al poder – Supra compensación – delito.

La psicología individual de Adler fija su atención en tres principios que determinan la conducta humana:

1º.    El sentimiento de inferioridad genético, orgánico o condicionado por la situación.
2º.    El esfuerzo por compensar este sentimiento de inferioridad por medio de la ambición de poder.
3º.    El sentimiento de comunidad, que atenúa el sentimiento de inferioridad y controla los impulsos de poderío.

El sentimiento de inferioridad es inherente del hombre, Adler nos dice que todos nos sentimos inferiores con relación a algo o a alguien. Las primeras inferioridades provienen de las minusvalías físicas, en las que se encuentra algún defecto, luego la inferioridad de lastima o aversión que tiene que enfrentar el niño ante compañeros, amigos y adultos.

Adler encuentra como causas del complejo de inferioridad, principalmente, las minusvalías orgánicas y las de inferioridad psíquica, por carencia o deformidad de órganos, debilidad de los mismos, etc. Pero no son estás las causas únicas, ya que las condiciones sociales y económicas, le hacen enfrentar una batalla aun mas difícil, y le hacen fracasar, cuando en condiciones normales hubiera triunfado.

Adler refiere que “hay ocasiones en las cuales el sentimiento de inferioridad es tan prolongado, tan invencible que ante la impotencia de superación se desarrolla un complejo de inferioridad”.

Ante el sentimiento de inferioridad puede reaccionarse en dos formas, o se enferma y entonces se atrae la atención de los demás, se les manipula y se ejerce poder sobre ellos, o se compensa entrando a una franca lucha por el poder.

Por lo tanto el hombre siempre se encuentra  conducido por un afán de superioridad, la lucha por la superación se convierte en la ley fundamental de la vida, el éxito y la autorrealización.

El afán insistente de superación hace que el hombre busque continuamente la perfección, pero al no encontrarla se siente inferior, surgiendo así el sentimiento de inferioridad, nos dice Adler que “ser hombre equivale a poseer un sentimiento de inferioridad (de minusvalía) que nos impele de continuo a su superación”.

Sin embargo dice Adler que “el sentido de la superación que se busca es, desde luego, tan sumamente variado como el anhelado objetivo de la perfección. Cuanto mayor es el sentimiento de inferioridad, cuanto más intensamente es experimentado, tanto más impetuosa será la tendencia a la superación, tanto más violenta será la agitación emocional”.

Este sentimiento se va formando en el individuo desde muy pequeños, gracias a la influencia familiar, y cultivara su formación en su instrucción académica y finalmente en la sociedad.

El sentimiento de comunidad implica una idea de comunidad ideal, y este puede verse seriamente alterado por factores endógenos, como malformaciones o minusvalías físicas, y por factores externos, como una mala educación, excesiva gratificación de los padres al hijo, excesiva severidad, etc.

Las diferencias entre la psicología individual de Adler y el psicoanálisis de Freud son que Adler rechazo al pansexualismo, ya que el instinto sexual se ve substituido por el impulso de poder, y es la ambición de poder lo que mueve al hombre, siendo entonces que el sexo no es más que una de tantas representaciones de poder. La segunda divergencia fue que Freud explica la conducta por sus causas, Adler trata de explicarla por sus fines, llamando a esto el método teológico o final, expresando que “no estamos en condiciones de pensar, de sentir, de querer, de obrar, sin tener un objetivo en nuestra mente”. La tercera es la aceptación de los factores sociales en la formación del carácter.

Del esquema freudiano, Adler no acepta que la libido sea la fuente y causa efectiva de las manifestaciones de la neurosis. Adler acepta el Edipo, pero como una relación de poder, ya que el niño ve en el padre un ser poderoso que lo hace sentirse inferior, y ve a la madre como una fuente de gratificación que es deseada en exclusiva.

Adler explica las etapas de desarrollo sexual como fases de poder, así, en la etapa oral el niño tiene poder en la boca y así lo ejerce, mamando, gritando, llorando; en la etapa anal se tiene poder sobre los padres por medio del control de esfínteres; en la fálica, el control de la orina; la latencia es una fase de ejercicio de todos lo poderes (correr, hablar, jugar, etc.); y la genital por consiguiente trae el poder máximo: la procreación

Adler se intereso por el fenómeno criminal, ya que visito las cárceles, diferenciando de estas, entre población, a los neuróticos y delincuentes, estudiando a los criminales, etc.

Adler nos dice que el delincuente es un enemigo de la sociedad, y no lamenta su delito, ya que le falta interés social. El neurótico por el contrario, si tiene interés social, por lo tanto es más difícil regenerar a un criminal que a un neurótico. Dice que el criminal tiene una inteligencia privada, una lógica propia, rompiendo con la lógica de la vida.

Adler estrecho amistad con varios ladrones, por lo tanto el declara que los ladrones son los más difíciles de regenerar, de todos los criminales.

Toda la razón tiene Adler al expresar que las  cárceles son universidades del crimen, y debe haber mejor tratamiento para los internos, debe ponerse más interés en reconstruir en ellos los valores sociales. Lo repugnante de las cárceles son la brutalidad o el aislamiento.

Para Adler, “la mitad de los sujetos que llegan a cometer un delito son trabajadores sin profesión determinada, que fracasaron ya en la escuela. Un gran número de los criminales detenidos por la policía sufren enfermedades venéreas, señal de la insuficiente solución del problema del amor” .

Según Adler el complejo de inferioridad adquiere gran importancia porque de él pueden derivarse no solamente actitudes neuróticas que influyen sobre la decisión criminosa, sino también alteraciones de la personalidad que determinan reacciones delictuosas en el hombre que debe ser considerado como normal.

Debido alguna inferioridad física y psíquica, el sujeto puede ser impulsado a acciones compensatorias y por un conflicto entre un deseo en potencia y la necesidad de unirse al ambiente.

Múltiples conductas desviadas son consideradas como síntomas de un complejo de superioridad que proviene del sentimiento de inferioridad y del escaso sentido de comunidad. El complejo de superioridad del delincuente por lo común se forma sobre la base del sentimiento de inferioridad.

Así, refiriéndose al delincuente, Adler dice que “su complejo de superioridad, procede de la convicción de que son superiores a sus víctimas y de que con cada delito que llevan acabo le hacen una nueva jugada a las leyes y a sus defensores. En efecto, quizá no haya un solo criminal que no se jacte de haber cometido más delitos de los que se le acusa. El criminal realiza su delito con la seguridad de que no será descubierto si realiza bien las cosas. Si es atrapado infraganti se verá completamente convencido de lo que le hizo perder fue la omisión de algún insignificante detalle” .

Adler menciona que son tres los problemas de los que dependen todas las funciones de la vida, y estos son: a) la vida social; b) el trabajo; c) el amor. La reacción ante estos problemas es lo que se denomina estilo de vida. Cuando la reacción social no es adecuada, el sujeto desarrolla conductas desviadas, la incapacidad para resolver la vida social, el trabajo y el amor, lleva al individuo a insuficiencias que se traducen en neurosis, perversión sexual, suicidio, criminalidad, etc.

Adler, suponía que nuestro desenvolvimiento psíquico dependía principalmente del ambiente social, sugiriendo que la psique es, en gran medida, un producto hecho por el hombre, y que no dependemos de una organización psíquica general, sino que cada individuo es diferente a los demás en relación con sus actitudes hacia el ambiente y las de este último hacia la persona.

Adler manifestaba que “el hecho de que al investigar  las causas de los crímenes, choquemos a menudo con el ambiente pésimo que rodea al niño y de que la mayoría de los crímenes se cometan en cada ciudad en determinados distritos pobres, no demuestra la conclusión de que la causa de la criminalidad sea la miseria, sin embargo, es fácil comprender extrañamente que en tales condiciones se desarrollase normalmente el sentimiento de comunidad”.

Rodríguez Manzanera nos dice que el “sentimiento de comunidad es importante en la explicación adleriana del crimen, y en mucho viene a sustituir la explicación de la carencia del Súper Yo. El sentimiento de comunidad bien formado es una factor crimino-repelente, pero hay casos en los cuales se ve seriamente afectado por situaciones que hacen perder el control al individuo, como pueden ser las crisis económicas, la guerra, las revoluciones, etc.”.

La psicología individual de Adler declara que debe sustituirse la pena por apropiados tratamientos pedagógico-sociales, ya que la conducta del delincuente proviene del desaliento social, el individuo que ha violado la ley no debe ser más desalentado aún por la pena, sino al contrario, debe alentársele empleando medidas adecuadas para cada caso; llegando a la conclusión lógica de que si el delito es un fenómeno social morboso, debe combatírsele no con armas punitivas, sino con medios procedentes de la Psicología.



JUNG (1870-1961)  

 Reside en la idea del inconsciente colectivo o conjunto  de  vivencias  de  la  humanidad,  acumuladas  a  lo  largo  de  la  historia  como legado cultural, que cada hombre revive y se transmiten por la herencia. Según el autor, este   depósito   de   experiencia   ancestral acumula   imágenes   generales   y arquetipos (modelos  culturales)  inconscientes  pero  decisivos  en  la  explicación  del  delito.

Jung negó  la base sexual de la teoría freudiana, para él la sexualidad es tan sólo una de las expresiones de la energía vital y el motor básico de la autoconservación. Los dos extremos son masculino-femenino e introversión-extroversión. Introversión implica un temperamento reservado, serio, mediativo, dubitativo, defensivo; extroversión por el contrario expresa un temperamento sociable, abierto, adaptable, confiado, libertino, adaptable, de fácil relación.

Un aporte de Jung es la perspectiva del inconsciente colectivo, el que es en cierto aspecto hereditario, y constituye una rica herencia cultural, cada hombre revive ese inconsciente y puede enriquecerlo a su vez, por lo tanto los recuerdos significativos de la humanidad forman parte del legado de cada persona.

Jung desexualiza la libido freudiana, afirmando que puede regresar más allá de la infancia más lejana, manifestándose en las huellas o vestigios de la vida ancestral, despertando así venerables y tenaces imágenes místicas: los arquetipos; da al inconsciente un papel preponderante, diciendo que puede ser para el hombre una guía inestimable, una condición a la que deban resistir los extravíos del consciente.
Esto lleva a preguntar a varios investigadores del crimen, si existe un inconsciente colectivo de carácter criminal, o si pueden heredarse tendencias inconscientes de naturaleza antisocial.

Así entonces, como encontramos símbolos y mitos semejantes en culturas de regiones muy alejadas entre sí, que sólo pueden explicarse por ser parte del legado y herencia de la humanidad, podría decirse que la similitud en la antisocialidad, sería prueba del inconsciente colectivo y se estaría cerca de las teorías de atavismo criminal de otros autores.

ERICK FROMM

Es  uno  de  los   principales  teóricos   sociales  del psicoanálisis “El miedo a la libertad” “El arte de amar” y “El psicoanálisis de la sociedad contemporánea” son algunas de sus obras más conocidas. La crisis de la civilización  occidental – y sus causas -; y la “salud  mental” de la sociedad contemporánea (“patología de la normalidad”) son algunos de los problemas abordados por  el  autor,  quien,  apartándose  de  la  tesis  freudianas,  sugirió  la  necesidad  de  un psicoanálisis humanista sobre nuevas bases.


El psicoanálisis criminal ha sido objeto de numerosas críticas. En general,  se  censura  su alta  carga  especulativa,  su  mentalismo  y  que,  por  la  función trascendental que asigna al mundo de lo inconsciente, opere con hipótesis no observables (pulsiones, mecanismos de defensa, niveles del aparato psíquico, etc.): en buena medida, - se ha dicho – sus proposiciones son irrefutables porque no son verificables. Este déficit empírico resta consistencia a las construcciones de más directa aplicación al estudio del crimen: su pan sexualismo, en parte abandonado, y el complejo de Edipo.

Filosóficamente el psicoanálisis conduce a un determinismo biológico, con todas sus consecuencias, dada la primacía y significado que  otorga  a  las  fuerzas  del  inconsciente.  Desde  una  perspectiva  política  criminal reclama  una  poco  realista  no  intervención,  difícil  de  insertar  en  cualquier  programa eficaz de prevención. Políticamente, refleja el marco liberal individualista de la sociedad que lo vio nacer, no gozando de consenso científico su enfoque individual – mentalista. En el ámbito terapéutico no puede negarse la aportación de los modelos psicodinámicos y su eficacia respecto a ciertas dolencias, pero en el etiológico – explicativo parece difícil generalizar con éxito sus construcciones.


II.2.     TEORIAS PSIQUIATRICAS DE LA CRIMINALIDAD      (PSICOPATOLOGIA)

Hoy  no  puede  mantenerse  ya  que  el  delincuente  sea  un  loco,  ni  que  la  locura genere  necesariamente  criminalidad.  Del  mismo  modo  que  ni  todo  delincuente  es  un psicópata, ni desde luego, todo psicópata delinque. Pero tradicionalmente otras han sido a lo largo de la historia las ideas sobre el delincuente e incluso sobre el propio concepto de salud y enfermedad mental.

La Psiquiatría, es una especialidad medica que tiene por objeto el estudio de las alteraciones psíquicas, cualquiera que sea su origen, en lo que con concierne a su naturaleza, prevención y posibilidades terapéuticas.

La Psicopatología, es una ciencia en si misma que estudia los signos y síntomas de la enfermedad mental, diferenciando las distintas funciones psíquicas del ser humano y estableciendo unas reglas y conceptos generales: se puede decir que la Psicopatológica es la semiologia de la Psiquiatría. La psiquiatría se ocupa de las alteraciones, anomalías o trastornos mentales (retraso mental, demencias, esquizofrenias y trastornos psicóticos, neurosis, psicopatías o trastornos de la personalidad, ect.); la segunda versa sobre los trastornos de la inteligencia, de la memoria, del pensamiento, de la voluntad, de la conciencia, de la atención, de la percepción, de la afectividad, de los instintos, etc.

La psicopatología criminal, se ocupa de los signos y síntomas que constituyen la enfermedad mental, dicotomizando y estudiando al hombre delincuente en sus diversas funciones psíquicas mediante el establecimiento de una serie de categorías y reglas generales.
Por tanto cabe apreciar manifestaciones patológicas en las diversas funciones psíquicas:
     
En la inteligencia.- como es el caso del retraso mental, ciertas inhibiciones de aquella (depresivo –ansiosas, por aislamiento o de índole psicosocial) o del deterioro de las funciones cognoscitivas (demencias).

Trastornos del pensamiento y lenguaje.- alteraciones del curso de uno y otro, cuantitativas (vg. Pensamiento inhibido, acelerado, ideofugitivo, perseverante, prolijo, disgregado, etc).

Psicopatología de la memoria.-  alteraciones cuantitativas (por exceso: hipermnesias; por defecto, amnesias, globales o parciales), y alteraciones cualitativas (casis de confabulación, de pseudo fantástica, del llamado “deja vu jamais vu”).

Psicopatología de la voluntad.- en la que se examina alteraciones cuantitativas, como la abulia (apatía) y cualitativas, como sucede  como sucede en los actos de corto circuito, la denominada obediencia automática, y el negativismo.

Alteraciones y trastornos de la conciencia.- alteraciones cuantitativas (obnubilación, sopor, coma, hipervigilancia, etc.) alteraciones cualitativas (Así el estado confusional o el estado crepuscular) y alteraciones que afectan a su contenido (como los trastornos de conciencia del “yo corporal”, del “yo psíquico” o del mundo circundante).

Psicopatología de la atención y orientación temporo-espacial.-  que puede dar lugar a un descenso anómalo del nivel de atención (hipoprosexia) o a cambios, también patológicos, continuos en la focalización de la atención.

Psicopatología de la percepción.- a la que pertenecerían las alucinaciones (visuales, auditivas, olfativas, gustativas, táctiles, cenestésicas y del esquema corporal, motrices, etc), esto es percepciones sin objeto real; las pseudoalucinaciones (que se producen en el espacio interno del sujeto); las alucinosis (el sujeto es consciente de las mismas) y las ilusiones (falsificación de una percepción real).

Psicopatología de la afectividad.-  como sucede en el caso de las disforias (manica, depresiva, angustia, etc) o en el de otras alteraciones de aquellas (vg. Labilidad afectiva, incontinencia afectiva, ambivalencia afectiva, paratimias, temple delirante, etc.)

Psicopatología de los instintos.-  que incide bien en el de conservación del “yo” (trastornos en la alimentación, como la anorexia nerviosa, la bulimia o la potomanía y trastornos en el instinto de defensa, como la autoagresividad o la heteroagresividad), bien en el instinto de conservación de la especie (trastornos y disfunciones sexuales)

Nosologías psiquiátricas y relevancia criminológica de las diversas anomalías, alteraciones, trastornos y enfermedades psíquicas.

1.       Las Oligofrenias.
2.       Trastornos orgánicos cognoscitivos, destacan el “delirum” y las “demencias”.
3.       Trastornos relacionados con el consumo y dependencia del alcohol y drogas.
4.       Esquizofrenia y otros trastornos psicóticos.
5.       Trastorno Delirante o Paranoia.
6.       Trastornos del estado de animo y del humor. Los trastornos bipolares   (psicosis “maniaco-depresiva”) y las depresiones.
7.       Trastornos de ansiedad (neurosis), somatomorfos, facticios y  disociativos.
8.       Trastornos sexuales.
9.       Trastornos en el control de los impulsos; especial referencia a la    cleptomanía, piromanía y a la ludopatía.
10.    Las psicopatías o trastornos de la personalidad.


            II.2.1. LAS OLIGOFRENIAS:

Retraso mental leve: representa 85% afecta CI entre 50-55 y 70. Sujetos educables, capaces de realizar tareas no cualificadas y adquirir ciertas habilidades socio-laborales, pero que no alcanzan a tener una total autonomía económica.

Retraso mental moderado: representa el 10%. CI oscila entre 35-40 y 50-55. Son personas adiestrables, capaces de aprender hábitos de higiene y seguridad, adaptándose bien a la vida en comunidad, si bien  pueden realizar funciones muy simples y apenas costear su subsistencia con ellas.

Retraso mental  grave: representa entre el 3 al 4%. CI oscila entre 20-25 y 35-40. Quienes lo sufren  solo pueden aprender a hablar y realizar tareas elementales, pero el desarrollo del lenguaje es mínimo y no son capaces de escribir. Sufren a menudo, de síndromes neurológicos asociados de índole congénita, exhibiendo actitudes agresivas e impulsivas.

Retraso mental profundo: entre 1 y el 2%. CI inferior a 20 o 25. Estos suelen padecer de enfermedades neurológicas asociadas, siendo personas carentes de autonomía que necesitan vigilancia y asistencia permanente.

En los grados profundos del retraso mental, la misma incapacidad psicofísica propia de aquellos reduce muy drásticamente la posibilidad de delinquir. No obstante, se pueden constatar delitos contra la propiedad (en forma de robos y hurtos burdamente cometidos), contra la libertad sexual (casi siempre consumados) e incluso delitos de incendio (por diversión)  llevados a cabo por oligofrénicos profundos.

El Oligofrénico profundo es, victima de ciertos delitos, como el abandono, malos tratos, etc., no sujeto activo.

En las formas moderadas y leve del retraso mental se detecta el mayor índice y variedad de criminalidad, siendo por lo general, factor común a todas ellas, la impulsividad, la irreflexión y la ausencia de planificación previa por parte del autor; así como la desproporción y la ejecución burda del hecho.

II.2.2. TRASTORNOS ORGANICOS COGNOSCITIVOS- DELIRUM  Y DEMENCIA:

La delictogénisis más frecuente asociada al delirium, son los delitos contra la persona, sobre todos las lesiones, e incluso homicidios. Los episodios tienen lugar en pacientes graves y hospitalizados, si bien cabe que se produzcan fuera de los centros sanitarios inducidos por el consumo de ciertas sustancias.

Las demencias, el conflicto con el ordenamiento penal se produce, en los inicios de la enfermedad, manifestándose ésta a través de trastornos de conducta, con desinhibición de tipo sexual (abusos, agresiones, etc.) y comportamientos irregulares: agresividad verbal, comisión de pequeños hurtos, etc.

El homicidio por celes es uno de los delitos más frecuente comisión durante la vejez, probablemente por la proclividad al paranoidismo que sufre la tercera edad.

A continuación figuran los delitos sexuales, muy a menudo intrafamiliares (abuelo/nieta), cuyos elevados índices se explican por una doble razón: en la tercera edad se produce un incremento de las tendencias de esta índole como mecanismo de compensación del declive que se aprecia, incluso hormonalmente, tanto en el envejecimiento testicular como en el tejido ovárico; en segundo lugar, porque a ello se une una sensible disminución de los controles éticos, lo que facilita el ataque sexual.

II.2.3.   TRASTORNOS RELACIONADOS CON EL CONSUMO Y DEPENDENCIA DEL ALCOHOL Y DROGAS:

Alcohol.- es un importante factor criminogeneo. Ocasiona importantes trastornos somáticos, psíquicos y sociales. Perturba las facultades de elección, juicio y raciocinio del sujeto y potencia la agresividad de éste.

Intoxicación aguda,  el comportamiento delictivo se explica por la vitalidad del sujeto unida al descontrol psicomotor que sufre el sujeto. Se han descrito, como usuales, pulsaciones incendiarias, abusos sexuales de carácter homosexual, alteraciones al orden público, delitos contra la seguridad de tráfico.

Intoxicación crónica, es frecuente los delitos sexuales, agresiones, delitos de omisión. Y en las alucinaciones alcohólicas delitos violentos contra supuestos enemigos.

II.2.4. ESQUIZOFRENIA Y OTROS TRASTORNOS PSICOTICOS

Es la enfermedad por excelencia y, de otra parte, la más frecuente de las psicosis endógenas. La esquizofrenia incapacita al sujeto para valorar la realidad y para gobernar rectamente su propia conducta, ya que implica un abanico de disfunciones cognoscitivas y emocionales que pueden afectar a la percepción, el pensamiento inferencial, el lenguaje y la comunicación, la organización del comportamiento, la efectividad, la fluidez y productividad del pensamiento y del habla, la voluntad, la motivación y la atención, con el inexorable deterioro de su actividad laboral y social.

El brote esquizofrénico se caracteriza por la pérdida del contacto con la realidad y un corte de la continuidad biográfica del enfermo, por lo que el delito de éste se presenta como un “delito sin historia”.

La Esquizofrenia produce una transformación psicótica del individuo que le impide establecer un juicio correcto sobre los datos de la realidad, y una ruptura de su biografía que le convierte en un ser esencialmente diferente, quebrando incluso su propia identidad.

La sociedad teme al enfermo mental y supone muy relevante la contribución a los indicies de la delincuencia. La sociedad tema al psicótico más por la imprevisibilidad e incomprensibilidad de su comportamiento que por la peligrosidad del mismo.

Sin embargo sus crímenes cuenta con una ”visibilidad diferencial”; aún cuando no representan índices llamativos, atemorizan porque son atroces, crueles. Porque la brutalidad de sus actos, no muestra arrepentimiento.

El delito, en el esquizofrénico, debe ser considerado como un síntoma más de la enfermedad. Pero se trata siempre de un crimen sin historia y sin sentido, que no se entiende ni puede prever, inútil, absurdo, aún cuando su comisión le permita liberarse experimentando un gran alivio.

El esquizofrénico delinque solo. Sus delitos más usuales son los delitos contra la integridad (lesiones) y amenazas; le siguen, los delitos contra el patrimonio. Los crímenes más graves contra la vida suelen ser obra, muy a menudo de esquizofrénicos.


II.2.5. TRASTORNO DELIRANTE O PARANOIA

El trastorno delirante o paranoia, es menos frecuente que la esquizofrenia. Afecta más a la mujer que al varón. Se sitúa su comienzo en torno a los 40 años. No suele ocasionar deterioro intelectual, y su morbilidad estimada el 0,1%.

A diferencia de lo que sucede en la esquizofrenia, el delirio del paranoíde es comprensible, como su comportamiento criminal del que no puede afirmarse que carezca de “historia” y “motivación” Y su afectividad, sintónica, difiere de la frialdad y lejanía de la esquizofrenia.

La paranoia constituye un sistema delirante de desarrollo insidioso, inconmovible, irrebatible a las argumentaciones lógicas, incurable. El delirio, crónico, sistematizado y no extravagante, es el núcleo central de la paranoia.

El enfermo conserva el resto de su personalidad no afectada por el delirio; así como su vida social y de relación. Mantiene intacto el arco intencional del pensamiento, sin alteraciones sensibles en su raciocinio, sentimientos y voluntad, si bien en la paranoia la vida entera se pone al servicio del delirio. La hipertrofia del Yo es uno de los rasgos de la personalidad del paranoico, a la que se une su suspicacia y desconfianza, su recelo hacia los demás, su falta de sentido del humor y su hostilidad.

La temática delirante de esta psicosis da lugar a diversos tipos o variantes, de particular interés criminológico: Erotomaniaco (persecución a personajes públicos); Grandiosidad, celotípico (Las más agresivas), persecutorio (las más frecuentes), reivindicatorio o querulante (que ocasionan numerosas actuaciones judiciales sin fundamento), entre otras.

En la temática del delirio, el paranoico se convierte de perseguido a perseguidor, y puede devenir en extremadamente peligroso, que puede llegar la homicidio. Se cree en posesión de la única verdad y legitimado para infringir -normas absurdas y artificiosas - legales, que solo rigen para los demás mortales.

En los delirios mesiánicos, el enfermo se considera el elegido de Dios y poseedor de la razón universal, por lo que comete el crimen por el bien de todos.

El delito del paranoico es frió, premeditado, reflexivo. La aparente normalidad de éste, su inteligencia siempre al servicio de un delirio lógico, verosímil, y sus artes simulatorias propician el fatal exceso de confianza de la víctima.

Los delitos del paranoico dependen, como es lógico, de la naturaleza o clase del delirio que padezca. Son usuales los de injuria, desacatos y resistencia a la autoridad; los de acusación y denuncia falsa; y los delitos contra la vida.




II.2.6. TRASTORNOS DEL ESTADO DE ANIMO Y HUMOR –   BIPOLARES-DEPRESIVOS:

Los hoy denominados “trastornos bipolares” (psicosis maniaco depresiva), se alternan fases de exaltación anímica (manía) y psicomotora con períodos de inhibición y depresión, separados ambos por periodos prolongados lúcidos de aparente normalidad.

La psicosis maniaco-depresiva es una enfermedad fàsica, por excelencia. Puede darse un único cuadro maníaco, o bien depresivo, o la alternancia de éstos existiendo la posibilidad de fases de menor intensidad psicopatológica.

Clínicamente, la fase depresiva y la maniaca presentan síntomas distintos y, en consecuencia, una diferente vocación o proclividad criminógenea.

En la fase depresiva, la tristeza se corporaliza y la inhibición afecta a los movimientos y al lenguaje. Igual dificultad se manifiesta en la esfera ideativa, fluyendo el pensamiento de forma lenta. El eje nuclear de la depresión es la tristeza vital y profunda que afecta a todas las esferas – intra e interpersonal – del enfermo.

La fase maniaca representa la otra cara de la misma moneda y se caracteriza por la sintomatología inversa: euforia, irritabilidad, exaltación, incremento de la actividad social, laboral, sexual, gran fluidez del pensamiento, locuacidad, sentimientos de grandeza y acusada autoestima, disminución de la necesidad de dormir. Las manías pueden evolucionar como las depresiones, dado que el trastorno bipolar puede cursar con fases depresivas, maniacas o mixtas.

La fase depresiva puede lugar a conductas delictivas. Así la autoimputaciòn, como consecuencia de las ideas delirantes de indignidad. Culpa y ruina personal. Delitos de omisión de deber de socorro – o de comisión por omisión- cuando la depresión es intensa, porque entonces los sujetos no reaccionan ante la situación de estrés frenados por la lentitud ideativa y la inhibición motora propia de la depresión.

El gran riesgo de la fase depresiva lo constituyen las conductas autolíticas y el suicidio.

La fase maniaca es más delictógenea que la depresiva, si bien la clase de delitos depende de la naturaleza e intensidad de la manía. Se han descrito durante la fase maniaca, delitos de homicidio, de lesiones, de estafa, delitos sexuales.

En los periodos interfàsicos, la peligrosidad criminal maniaco-depresivo carece de relevancia.

Por lo que se refiere a las distimias (cuadros de depresión prolongada, de escasa entidad, que suelen asociarse con factores estresantes manifiestos) se han descritos hechos delictivos por omisión en el ámbito castrense como el abandono de servicios de armas.


II.2.7. TRANSTORNOS DE ANSIEDAD:

Las neurosis no son enfermedades, ya que no consta que exista una causa orgánica subyacente que provoque el espectro clínico de estos cuadros.

El peso etiológico de estos cuadros recae sobre contingencias fundamentalmente psicológicas. La neurosis es un trastorno menor. La neurosis no provoca una ruptura de la realidad.

Se inicia durante la infancia al crear el niño de personal débil e insegura, un mundo exterior incierto y amenazante; si bien el conflicto neurótico puede tener otra génesis (reacciones a problemas reales del mundo exterior). La angustia su núcleo fundamental (excepto en la neurosis obsesivas), a partir del cual  emergen otros fenómenos psicopatológicos: irritabilidad, fobias, inquietud, déficit de atención y concentración.

En la neurosis obsesiva, la tristeza, el sentimiento de culpa y la duda prevalecen como sentimientos nucleares del cuadro.

El delito del neurótico se manifiesta, por lo común como una reacción anómala y desproporcionada, que explota a través de los denominados actos en corto circuito. Su actuar  es, a menudo, compulsivo, irresistible para aquel. 

Especial interés tienen los “estados disociativos”, seguidos de posterior amnesia, durante los cuales el neurótico puede realizar hechos delictivos sin posible control de sus actos.

También los trastornos somatomorfos, y en particular la hipocondría, dan lugar a delitos contra el honor (injuria, calumnia) y contra la administración de justicia, siendo muy frecuentes las demandas contra profesionales por mala praxis sin fundamento objetivo.


II.2.8.  TRANSTORNOS SEXUALES:

La conducta sexual  tiene, sin duda un triple fundamento bio-psico-social.

Desde un punto vista biológico, la conducta sexual se regula desde distintos niveles. Existe primero un control hormonal; después un segundo control a partir del sistema nervioso.

La sexualidad se halla muy mediatizada por controles sociales y culturales capaces de influir en los roles masculinos y femeninos.

Por último, se comportan o no las concepciones psicoanalíticas, nadie cuestiona la relevancia de los factores psicológicos en el ámbito sexual.

Entre las disfunciones sexuales se encuentran los trastornos del deseo sexual, de la excitación sexual, trastornos orgásmicos y trastornos sexuales por dolor. A las parafilias pertenecen: el exhibicionismo, el fetichismo, el frotteurismo, la pedofilía, el sadismo, el masoquismo, el fetichismo trasvestista y el voyerismo.

Las parafilìas son fantasías sexuales, repetidas e intensas, de tipo excitatorio, de impulsos o comportamientos sexuales.

La pedofilía: (deseo intenso y recurrente de mantener relaciones sexuales con impúberes, tanto de tipo heterosexual como homosexual). El pedófilo comete por lo general delitos sexuales contra niños y de corrupción de menores.

El sadismo: como el masoquismo, provienen de una patología “erotización del dolor”. Frecuentemente este enfermo es impotente, y busca su satisfacción mediante actos sádicos. El sádico se ve implicado en delitos de agresión sexual y lesiones.

El exhibicionismo: Es una de las parafilias mas usuales (por lo general varones); se trata de un trastorno frecuente en individuos casados y con relaciones sexuales normales.

El exhibicionista usa precauciones premeditadamente, para no ser detenido y obtiene más placer cuando mayor sea el escándalo de su conducta o peligro, que asume a realizarla.

El Fetichismo: Es frecuente sobre todo en el varón, obtiene excitación y satisfacción sexual con objetos, incluso en homosexuales. Por lo común va acompañado por la angustia

La Necrofilia:, grave trastorno de la sexualidad, es excepcional, y aparece asociada severas perturbaciones psiquiátricas, (psicosis, retardo mental, etc.), desde un punto de vista criminológico, puede cometer delitos de inhumaciones ilegales.

El transexualismo: Entre los trastorno de la identidad sexual, merece una mención especial el “transexualismo”, esto es, la desarmonía entre el sexo biológico y el sexo psicológico, o rechazo del propio sexo, que suele conllevar un deseo vehemente de cambio de sexo (a través de la cirugía), unido a menudo, a una actividad delirante.


Los trastornos de mayor interés criminógeno se dan en el varón; la franja de edades más conflictiva corresponde a la década de los veinte; la mayor cuota de la participación en la delincuencia sexual la ostentan los oligofrénicos, psicópatas y neuróticos; y los delitos de más frecuentes  son las agresiones sexuales, en todas sus variantes.

II.2.9 TRASTORNO EXPLOSIVO INTERMITENTE:

Se caracteriza por la aparición de episodios aislados en los que el individuo no puede controlar sus impulsos agresivos, dando lugar a violencia o daños con la propiedad.

El sujeto experimenta episodios agresivos como raptos o ataques en los que el comportamiento explosivo va precedido de una sensación de tensión o activación interior, seguido inmediatamente de una sensación de liberación, pudiendo sentirse consternado, con remordimientos, arrepentido o avergonzado por su conducta agresiva.

LA CLEPTOMANIA: se caracteriza por una dificultad recurrente por resistir el impulso de robar objetos que son necesarios para el uso personal o por su valor monetario. El cleptómano experimenta el impulso de robar, es consciente de que se trata de un acto equivocado y sin sentido.

Suele temer su detención y se siente deprimido y culpable por el delito. No planifica este, ni ejecuta el delito de manera cautelosa y elaborada. Actúa solo, sin cómplices. Experimenta una sensación creciente antes del robo, seguida de bienestar, alivio o liberación una vez ejecutado. El cleptómano no usa lo que roba porque no lo necesita, tiene especial valor.

LA PIROMANIA: Se caracteriza por un patrón de comportamiento que lleva a provocar incendios por puro placer, gratificación o liberación de la tensión, El pirómano ejecuta múltiples incendios, siempre de forma deliberada y meticulosa, muy elaborados. Experimentan una activación emocional excepcional antes de cada episodio, exhibe una llamativa fascinación o atracción por el fuego. Experimentan una sensación de alivio cuando contemplan complacidos el fuego y sus efectos devastadores o participan en sus consecuencias, pues el fuego por placer y gratificación, no por móviles lucrativos y otros.

EL JUEGO PATOLOGICO: Ludopatía se caracteriza por un comportamiento de juego desadaptado, recurrente y persistente, que altera su vida personal, familiar o profesional del enfermo.

No se debe confundir el juego patológico con el juego social ni con el juego profesional.

El juego social tiene lugar entre amigos o compañeros, su duración limitada, y las perdidas previamente determinadas, aceptables. En el Juego profesional los riesgos son limitaos, y la disciplina y el capital.


II.2.10. LAS PSICOPATIAS O TRASTORNOS DE LA                           PERSONALIDAD:

CRAFT señala que existen dos rasgos distintivos de la personalidad psicopática (primarios): una incapacidad de responder emocionalmente en situaciones en las que esperaría una respuesta tratándose de individuos normales; y una irresistible tendencia a actuar impulsivamente: De tales características primarias se derivan otras secundarias: ausencia de sentimiento de culpa, imposibilidad de ser influido por el castigo o por consecuencias aversivas del comportamiento antisocial y una falta de motivación o pulsión positiva.

GARRIDO GENOVES, señala, revela que la psicopatía se compone de dos tipos de constelaciones de rasgos (o dimensiones). La primera incluye el área emocional o interpersonal, es decir, todos aquellos atributos personales que hacen que el sujeto se desentienda de su componente más básicamente humano, o lo que es lo mismo, su capacidad para tratar bondadosamente a los otros, su capacidad de sentir pena o arrepentimiento y su potencial para vincularse de manera significativa con sus semejantes. El sujeto con estas características es alguien profundamente egocéntrico, manipularlo, mentiroso y cruel. La segunda constelación de rasgos remite a un estilo de vida antisocial, agresivo, donde lo importante es sentir tensión, excitación, sin más horizonte que el actuar impulsivo y dictado por el capricho o los arrebatos. La persona resultante se comporta de modo absurdo, sin que parezca haber obtenido nada valioso de sus actos, con poco autocontrol y ninguna meta que parezca lógica a la vista.